"Para mí 'aranceles' es una muy linda palabra", lanzó Donald Trump durante la campaña electoral que lo devolvió a la Casa Blanca. Ahora el republicano buscará imponer impuestos aduaneros más altos, a riesgo de relanzar viejas guerras comerciales.

Además de un alza de hasta 20 % de los aranceles para todos los productos importados, el exmandatario que se convertirá nuevamente en presidente en enero, apunta específicamente a China, con impuestos de 60 % al ingreso de sus mercaderías a Estados Unidos.


¿Podrá hacerlo?

Las leyes estadounidenses permiten al presidente establecer aranceles por decreto, como lo hizo Trump varias veces durante su primer mandato (2017-2021), por ejemplo sobre el acero y el aluminio provenientes de China y Europa.

El actual presidente demócrata Joe Biden también lo hizo con algunos productos chinos.

Trump tiene un margen adicional de maniobra: podría tener mayoría absoluta en la Cámara de Representantes, además de en el Senado, en un Congreso con prerrogativas en materia comercial.

¿Cómo reaccionarán los otros países?

"Si se aplican aranceles aduaneros de forma indiscriminada, hacia aliados y competidores, puede ser un problema", considera Jeffrey Schott, del centro de estudios Peterson Institute for International Economics.

Esa decisión iría "contra obligaciones en la OMC (Organización Mundial del Comercio) o contra acuerdos de libre comercio, y provocaría, como en el pasado, represalias" de parte de los afectados, explicó a la AFP.

De hecho, China advirtió este jueves que "no habría ganadores en una guerra comercial".

"Por principio, me gustaría reiterar que no habría ganadores en una guerra comercial, que además no favorecería al mundo", declaró la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Mao Ning.

Durante el primer mandato de Trump, los aranceles aplicados a productos chinos y europeos generaron retaliaciones de Pekín y Bruselas. Pero de un lado y de otro, fueron respuestas que buscaron ser proporcionales.

Es difícil imaginar, en cambio, cuál sería el impacto de un alza generalizada de impuestos aduaneros.

¿Cuáles son las instancias internacionales involucradas?

En principio, la OMC debe asegurarse de que las condiciones de acceso a los mercados sean equivalentes para los Estados parte, y reducir progresivamente los obstáculos al libre comercio. Los derechos aduaneros siempre fueron considerados como un obstáculo mayor.

La OMC dispone de un órgano de arreglo de controversias delante del cual un Estado puede presentar un recurso. Pero el sistema "está roto", lamenta Schott.

"En teoría, un procedimiento puede iniciarse y avanzar, pero al final será bloqueado y se volverá inútil por una simple apelación de Estados unidos. Y no hay organismo de apelación posterior", precisa el investigador.


¿Cuáles son los riesgos para la economía de EEUU?

La simple aplicación de aranceles a todos los productos que ingresen a Estados Unidos tendrá un costo, alertó la Tax Foundation, que estimó en $525,000 millones anuales el incremento del gasto que caerá sobre las espaldas de los consumidores estadounidenses de producirse esta medida anunciada por Trump.

Las empresas dependen de la importación de mercaderías para "poder ofrecer a sus clientes una gama de productos a precios razonables", explicó a la AFP Jonathan Gold, vicepresidente de la NRF, la federación nacional de comercio minorista.

Para este experto, los aranceles provendrán, "al final, de los bolsillos de los consumidores en forma de aumento de precios".

Según la Tax Foundation, una medida de este tenor costaría también 0,8 puntos porcentuales al PIB y destruiría 684,000 empleos.


¿Tensiones comerciales en aumento?

Durante su primer mandato, Trump utilizó los aranceles para disponer de una ventaja para imponer nuevas negociaciones con diferentes socios comerciales. El exmandatario siempre se presentó como un experto en acuerdos y su objetivo era conseguirlos.

Así, logró un acuerdo comercial con China que, en teoría, apuntaba a equilibrar la balanza comercial entre las dos mayores economías mundiales, a cambio de levantar progresivamente los aranceles establecidos. Ese nuevo balance no se materializó, pero el déficit comercial con China dejó de crecer.

Ahora, de cara a su segundo mandato, Trump plantea los aranceles como una alternativa para fondear un recorte de impuestos adicional que quiere implementar para los estadounidenses. De lograrlo, podría tratarse de una medida de larga duración que podría aumentar la fragmentación de la economía mundial que teme el FMI, esto es, en pocas palabras, una reducción de libre comercio.