El cobro de un impuesto del 5 % a las remesas enviadas desde Estados Unidos se traducirá en menores ingresos para los hogares salvadoreños que dependen de este dinero, clave en la demanda interna y para que más familias no caigan en la pobreza.



En un nuevo golpe a la migración, varios miembros del partido republicano buscan aprobar con prontitud la propuesta bautizada como "Gran y Hermoso Proyecto de Ley", discutida en la Cámara de Representantes en EE. UU. que plantea un impuesto del 5 % a las remesas que, de aprobarse, se cobraría al emisor, con excepción de los ciudadanos estadounidenses que están exentos del pago.

La recaudación de este impuesto financiaría las exenciones fiscales prometidas por el presidente Donald Trump, así como los planes de seguridad fronterizas para contener mayores ingresos de migrantes a la primera economía del mundo.



La propuesta genera una nueva preocupación en Latinoamérica, sobre todo en los países donde los flujos son elevados y existe gran dependencia, como en Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala, Haití y Jamaica.

Rommel Rodríguez, investigador de la Fundación Nacional para el Desarrollo (Funde), consideró que los salvadoreños en Estados Unidos no dejarán de enviar dinero a sus familiares, pero sí sería en menores montos para asumir el nuevo gravamen.

Rodríguez anticipó que habría una “caída sensible, pero, aun así, no se detendrían”. Según el economista, los salvadoreños en Estados Unidos buscarían otras alternativas, como enviar dinero con terceras personas.

“Las remesas son determinantes para que los niveles de pobreza no sean mayores de los que ya están”, zanjó Rodríguez.

El 26.8 % de los hogares reciben remesas familiares y son el principal generador de divisas de la economía, ya que buena parte se destina al consumo y mantenimiento familiar. El Banco Central de Reserva (BCR) reporta que en el cuarto trimestre de 2024 representaron un 23.9 % del producto interno bruto (PIB).

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Según el BCR, las remesas totalizaron $8,479.7 millones en 2024, de los cuales 91.6 % (más de $7,769 millones) procedieron de Estados Unidos. Solo en el primer trimestre, representaron $2,090.7 millones y crecieron un 19.4 % respecto a igual período de 2024, al menos $341 millones adicionales que enviaron los salvadoreños en suelo estadounidense.

Bajo un escenario donde las remesas procedentes de Estados Unidos sumen $8,000 millones este año en la economía salvadoreña, el impuesto del 5 % se traducirá en $400 millones al ingreso al fisco de Estados Unidos, que deberán pagar los migrantes que envíen dinero.

“Serían $400 millones menos que vendrían al país porque no creo que los salvadoreños allá estén dispuestos a pagar el impuesto de sus bolsillos sin ajustar el dinero que envían”, advirtió Carlos Acevedo, expresidente del Banco Central de Reserva (BCR).

Acevedo indicó que en “cualquier escenario habría una caída de remesas”, tanto porque no crecerán más sobre los resultados de 2024 o porque serán menores si genera un desincentivo en los salvadoreños en el exterior.

El expresidente del BCR destacó que El Salvador sigue sin recibir trato preferencial por parte de la Administración Trump, a pesar de la cercanía entre el presidente Nayib Bukele con el mandatario estadounidense, tal como ocurrió con el arancel global del 10 % que se impuso en abril pasado a 90 países, que incluye a las exportaciones salvadoreñas.