El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, celebró este martes la clausura oficial de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que dejará de operar a partir del 1 de junio tras meses de críticas por parte de la Administración del presidente Donald Trump.



Rubio cuestionó la efectividad de la USAID al afirmar que "los únicos que vivían bien eran los jefes de innumerables ONG", mientras que los supuestos beneficiarios seguían desatendidos.

Según el funcionario, muchos programas de ayuda exterior no defendían los intereses del pueblo estadounidense y beneficiaban a países que no respaldan a Washington en foros internacionales.



En su declaración, Rubio afirmó que la inestabilidad y el sentimiento antiestadounidense crecieron a pesar de la asistencia exterior, y denunció que parte de los fondos incluso terminaron en manos de grupos como Hamás.

"Esta era de ineficiencia ha terminado. Bajo Trump, tendremos una misión de financiación extranjera que prioriza nuestros intereses", remarcó.

A partir de ahora, el Departamento de Estado asumirá directamente la gestión de los fondos de cooperación, que estarán "en consonancia con la política exterior de Estados Unidos primero".

Rubio insistió en que la USAID operaba como una "organización benéfica" sin garantizar retornos estratégicos para el país.

El Gobierno de Estados Unidos ha cancelado más del 80 % de los programas de la agencia, lo que equivale a unos 5,200 contratos. Sin embargo, un informe de la revista The Lancet advirtió que estos recortes podrían provocar hasta 14 millones de muertes adicionales en 2030, una tercera parte de ellas de niños.

Rubio defendió que la nueva ayuda será "específica y limitada", priorizando a países con capacidad y voluntad de autosuficiencia.