Estados Unidos ingresó abruptamente el sábado en la guerra entre Israel e Irán, con un operativo aéreo que bombardeó tres de las principales instalaciones nucleares iraníes, en un giro que marca una nueva fase en el conflicto regional.
Desde la Casa Blanca, el presidente Donald Trump advirtió que si Irán responde con violencia, los próximos ataques serán "más grandes y más fáciles".
El anuncio llegó dos horas después de que Trump regresara a la Casa Blanca tras pasar el día en su campo de golf en Nueva Jersey.
En un mensaje publicado en su red Truth Social, el mandatario reveló que las Fuerzas Armadas estadounidenses ejecutaron un ataque exitoso sobre las plantas de Fordó, Natanz e Isfahán.
“Una carga completa de BOMBAS fueron lanzadas en el lugar principal, Fordó”, escribió Trump.
Fuentes del Departamento de Defensa confirmaron el uso de bombas anti-búnker GBU-57 sobre Fordó, una instalación subterránea clave en el programa nuclear iraní, marcando la primera vez que este tipo de armamento se utiliza en combate real.
Durante un discurso desde la Casa Blanca, Trump exigió al régimen iraní elegir entre "la paz o una tragedia más grande que la que han visto en los últimos ocho días", y advirtió que Estados Unidos ya tiene en la mira otros objetivos.
“Si la paz no llega pronto, iremos tras esos otros objetivos con precisión, rapidez y habilidad”, declaró, flanqueado por el vicepresidente J.D. Vance, el secretario de Defensa Pete Hegseth y el secretario de Estado Marco Rubio.
Según fuentes de la Casa Blanca citadas por EFE, Washington informó a Israel sobre el ataque antes de ejecutarlo, y Trump sostuvo una llamada con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, poco después.
Ambos gobiernos han mantenido una estrecha coordinación desde que el 15 de junio Israel lanzó una ofensiva contra el programa nuclear iraní.
Trump aprovechó el momento para agradecer a las fuerzas armadas estadounidenses e israelíes.
“Quiero agradecer al Ejército israelí por el excelente trabajo que han hecho y, más importante, a los grandes patriotas estadounidenses que pilotaron esas magníficas máquinas esta noche”, expresó.
De acuerdo con fuentes del Pentágono, bombarderos estratégicos B-2, cargados con bombas de gran tonelaje, atacaron puntos clave en Fordó, mientras que submarinos de la clase Ohio lanzaron hasta 30 misiles Tomahawk contra Natanz e Isfahán.
El objetivo: destruir las capacidades de enriquecimiento de uranio de Irán.
“La amenaza nuclear del principal estado patrocinador del terrorismo ha sido neutralizada. Hoy podemos decir que las principales instalaciones nucleares de Irán han sido completamente destruidas”, aseguró Trump.
El ataque fue planeado en secreto, aprovechando la baja visibilidad de una noche de luna menguante en Irán.
La operación se desarrolló mientras la Casa Blanca enviaba señales contradictorias: apenas el jueves, la portavoz Karoline Leavitt afirmaba que Trump se daría dos semanas para decidir si participaba en el conflicto.
Mientras tanto, sectores del movimiento conservador “MAGA”, así como legisladores republicanos y demócratas, expresaron su rechazo al ataque, cuestionando la legalidad de la operación sin aprobación del Congreso.
El representante Thomas Massie calificó la acción como una “violación constitucional”.
