La búsqueda de respuestas sobre por qué algunas personas viven más años encontró un nuevo avance en un laboratorio estadounidense. Investigadores del Campus de Investigación Janelia del Instituto Médico Howard Hughes (HHMI) en Virginia comprobaron que los cambios en los lisosomas —orgánulos responsables del reciclaje celular— pueden transmitirse de padres a hijos a través de modificaciones epigenéticas, influyendo en la longevidad sin alterar el código genético. Los hallazgos fueron publicados en la revista Science.

El equipo liderado por la científica Meng Wang demostró en experimentos con el gusano C. elegans que al sobreexpresar una enzima en sus lisosomas, los ejemplares vivían hasta un 60 % más. Lo sorprendente fue que su descendencia, incluso sin esa modificación genética, también mostró una esperanza de vida superior a lo normal.

“Siempre se piensa que la herencia reside en el núcleo, dentro de la célula, pero ahora demostramos que la histona puede desplazarse de un lugar a otro, y si esa histona presenta alguna modificación, significa que se transferirá la información epigenética de una célula a otra”, explicó Wang. El mecanismo descubierto muestra cómo la información del soma (células del cuerpo) puede llegar a la línea germinal y transmitirse por generaciones.

Los investigadores identificaron que una variante de histona actuaba como “mensajera” de estos cambios, viajando desde los tejidos corporales hasta las células reproductivas, donde alteraba el epigenoma. De esta forma, el efecto de los lisosomas se heredaba hasta cuatro generaciones después. Además, el estudio vinculó el fenómeno con el ayuno, al observar que esta condición fisiológica activa la vía de señalización lisosomal y refuerza las modificaciones epigenéticas.

Más allá de la longevidad, los autores sostienen que estos hallazgos abren nuevas perspectivas sobre cómo factores ambientales como la dieta, el estrés o la exposición a contaminantes pueden dejar huella en la descendencia. “Ahora demostramos que el soma y la línea germinal pueden estar conectados por la histona y pueden transportar información genética memorable durante generaciones”, concluyó Wang.