El 25 de agosto de 2005, el huracán Katrina inició una de las peores catástrofes naturales en la historia de Estados Unidos, dejando 1,392 muertos y pérdidas económicas por más de $125,000 millones. Veinte años después, las secuelas de su paso aún marcan a los estados del sur del país, especialmente a Louisiana y Misisipi.
A pesar de las advertencias de los meteorólogos y las órdenes de evacuación en Nueva Orleans, el exceso de confianza entre las autoridades y la población local impidió una evacuación efectiva. Katrina fue el duodécimo ciclón y el quinto huracán de la temporada 2005 del Atlántico, y figura entre los cinco huracanes más letales que han golpeado suelo estadounidense.
El ciclón tocó tierra por primera vez en el sureste de Florida como huracán categoría 1, tras haberse formado el 24 de agosto cerca de las Bahamas. Incluso en ese primer impacto, causó inundaciones y provocó 14 muertes. Luego, al cruzar el Golfo de México, se intensificó hasta alcanzar la categoría 5, con vientos sostenidos de hasta 280 km/h.
Según el meteorólogo Mike Buchanan, del Servicio Meteorológico Nacional de Nueva Orleans, el 28 de agosto se emitió una alerta que anticipó con precisión el escenario devastador: “Pronosticó muchas de las cosas que lamentablemente sucedieron”. Katrina volvió a tocar tierra cerca de Buras, Louisiana, arrasando también zonas de Misisipi y Alabama, y generando marejadas de hasta 8 metros de altura.
De los 1,392 fallecidos oficialmente reportados por el Centro Nacional de Huracanes (NHC), cerca de 1,000 murieron en Louisiana, en su mayoría en Nueva Orleans, debido a las inundaciones tras el colapso de los diques. Misisipi reportó cerca de 200 víctimas, especialmente en los condados costeros.
“El agua fue el factor más destructivo; causó la ruptura de los diques y dejó inundado el 80 % de Nueva Orleans”, explicó Buchanan. Las fallas en la comunicación, la ausencia de redes sociales en ese tiempo y la escasa preparación de la infraestructura agravaron el desastre. El agua no fue retirada por completo sino hasta 43 días después del impacto.
La mayoría de las víctimas eran personas mayores de 60 años que no pudieron abandonar sus viviendas a tiempo. Las pérdidas económicas fueron calculadas en $125,000 millones, pero ajustadas a la inflación, superan los $200,000 millones, lo que convierte a Katrina en el huracán más costoso registrado en EE.UU.
Aunque desde entonces el país ha enfrentado huracanes más mortales, como María en Puerto Rico, los expertos coinciden en que los modelos de predicción actuales son más precisos y las herramientas de difusión más efectivas.
Sin embargo, el calentamiento global y el aumento de la temperatura de los océanos representan un riesgo creciente de ciclones más intensos, advierte la NOAA.