El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó este martes una nueva misión internacional en Haití, luego del fracaso de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS), que concluye esta semana. Pese a su objetivo de combatir la violencia armada, la MSS no logró frenar a las pandillas, responsables de más de 16,000 muertes desde 2022, de acuerdo con datos de Naciones Unidas.
La resolución, impulsada por Estados Unidos y Panamá, autoriza el despliegue de hasta 5,500 agentes bajo la Fuerza de Eliminación de Pandillas (GSF, por sus siglas en inglés), con la finalidad de contener a los grupos criminales que controlan vastas zonas del país.
Marie Rosy Auguste Ducéna, directora de programas de la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH), lamentó la falta de resultados de la MSS.
“No es una sorpresa que la MSS no tuviera éxito. Nos preocupaba la forma en que se decidió llevarla a cabo”, declaró Auguste Ducéna a EFE.
También criticó que la misión llegara sin equipamiento adecuado para enfrentar a las bandas armadas.
La activista apuntó que la MSS tenía como objetivo inicial asegurar las carreteras y proteger infraestructuras críticas, pero en la práctica “ni siquiera se les ve”. Mencionó el caso del departamento de Artibonite, donde “más del 50 % de los 15 municipios han sido atacados o están bajo control de pandillas”.

En cuanto a la GSF, Ducéna reconoció que hay un diseño distinto que podría jugar a su favor, con más apoyo internacional y mejor preparación para ejecutar operaciones.
“Estará mejor equipada y tendrá mayor autonomía que la MSS”, indicó. Sin embargo, subrayó que el problema de fondo sigue sin resolverse.
“Cuando hablamos de seguridad a mediano y largo plazo, se trata ante todo de una cuestión de gobernanza. La seguridad va de la mano del Estado de derecho y la lucha contra la corrupción. Si no se hace nada al respecto, la llegada de más fuerzas extranjeras no cambiará la situación estructural”, explicó Ducéna.
Desde 1990, Haití ha sido escenario de más de diez misiones internacionales, ninguna con resultados duraderos. La Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah), activa entre 2004 y 2017, dejó un recuerdo amargo: provocó un brote de cólera que mató a unas 10,000 personas y fue acusada de casos de explotación sexual y represión civil.
Para Ducéna, “son las autoridades haitianas las que deben decidir qué quieren hacer con este país”, advirtiendo que, sin voluntad política y fortalecimiento institucional, Haití continuará atrapado en el ciclo de inseguridad, dependencia y violencia.