El cardenal de Honduras, Óscar Andrés Rodríguez, afirmó este domingo que el país vive sumido en una "cultura de la muerte", al tiempo que cuestionó a los "dictadores de hoy" que, a su juicio, promueven modelos autoritarios y se creen dioses en América Latina.



"Honduras se debate en la cultura de la muerte. No puede estar presente nuestro Dios en personas que le quitan la vida a otra persona, ellos mismos se separan de Dios, rechazan a Dios", expresó Rodríguez durante la misa celebrada en la Basílica Menor de Suyapa, en Tegucigalpa.

El país centroamericano enfrenta una alarmante ola de violencia, con un promedio diario de entre 10 y 13 homicidios en lo que va del año, según cifras oficiales.



"Dios es el Dios de la vida, y Honduras tiene que ser un país de la vida, no de la muerte. Todos tenemos que luchar para que se eduque a la juventud, especialmente en el respeto a la vida", subrayó el cardenal.

Durante su homilía, recordó el mandamiento "no matarás" e instó a los fieles a renovar su fe en el "Dios Resucitado", destacando que Jesús entregó su vida por amor. "Jesús nos pide que lo reconozcamos como alguien que entrega su vida por nosotros", enfatizó. "¿Existe un amor más grande que aquel que entrega su vida para salvarnos?", preguntó a los asistentes.

Rodríguez evocó el mensaje de esperanza proclamado por el papa Francisco y reiterado por el papa León XIV: "La esperanza no defrauda". En ese sentido, advirtió que la esperanza de Honduras no puede estar en "volver atrás con todos los errores del pasado y peor todavía, querer rememorar errores y vergüenzas".

"Jesús nos ama siempre, permanece a nuestro lado todos los días de nuestra vida. Es la luz que nos guía, no las ideologías; es la fuerza que nos sostiene, el amigo que nunca traiciona", recalcó.

El líder católico pidió además a los candidatos a cargos de elección popular en los comicios generales del próximo 30 de noviembre que prioricen "servir al pueblo" por encima de intereses personales.

Rodríguez arremetió contra los "dictadores de hoy, que son muchos, y que se arrogan como dioses. Los vemos en todo el mundo y tristemente en nuestro continente latinoamericano, como si fuera el único modelo que se animan a seguir".

Advirtió que los políticos que derivan en dictaduras "se vuelven ciegos, piensan que son dioses y que sus caprichos deben ser leyes". Para cerrar, recordó que esta es una lección que "no aprendieron los dictadores del mundo, desde los grandes sátrapas de la antigua Asia, los perseguidores de la Iglesia como los emperadores romanos, hasta los dictadores del siglo XX".