Cuando comenzó la investigación que destapó los abusos sistemáticos en la organización Sodalicio de Vida Cristiana, poco imaginaba la periodista peruana Paola Ugaz que se iba a desatar una persecución en su contra larga y penosa.
Lo único que podía superar esa sorpresa, es que su gran defensor en el país acabara siendo papa y su valedor como defensor del buen periodismo.
“Tanto a (Robert) Prevost como a Francisco los iguala la defensa del buen periodismo. Los dos saben que esto ayuda para oxigenar las organizaciones, para contar, para tomar decisiones y por eso también les molestan tanto las ‘fake news’”, explicó en una entrevista con EFE.
La coautora del libro ‘Mitad monjes, mitad soldados’, junto a su colega Pedro Salinas, explica que ambos han sufrido “una persecución” eminentemente judicial desde 2018, de la que responsabiliza esencialmente al entonces arzobispo de Piura Jose Antonio Eguren.
“Y ha habido muchos religiosos solidarios con nuestro caso”, comenta antes de citar a Prevost, junto a los cardenales peruanos Carlos Castillo y Pedro Barreto.
“Desde ahí, conocimos su talante solidario y activo, porque no solo es que estaba solidarizándose, sino que estaba moviéndose para que pase algo meses después”, explica en referencia a la reunión que tuvieron Ugaz y Salinas con el papa Francisco.
A Francisco, prosigue Ugaz, le explicaron que estaban "sufriendo una persecución" y le solicitaron que enviara "una misión a investigar al Sodalicio y que haga ‘fact checking’ de lo que yo estaba diciendo".
"El papa Francisco, ocho meses después, envía esta misión al Perú, hacen el ‘fact checking’, comprueban de que había muchísima base en lo que decíamos y empiezan a tomar medidas. El número tres de El Vaticano era Robert Prevost, o sea la mano derecha de Francisco", explica.
Prosigue: "Y la primera medida que toman en el caso Sodalicio, es la salida del obispo de Piura y Tumbes, José Antonio Eguren, (...) el que firma esa medida es Robert Prevost por orden del papa Francisco".
El Sodalicio, finalmente disuelto en enero pasado por Francisco, era, según cuenta Ugaz, "una organización vengativa y toma nota" de la medida que firmó Prevost.
"En mayo del 2024 le aparece una denuncia así, casualmente, como siempre, en el Sodalicio, donde se le acusa de encubrimiento (de casos de abuso sexual)", narra.
La denuncia inicial la hicieron ante Prevost, recuerda Ugaz, dos hermanas menores que aseguraban haber sufrido abusos de un sacerdote de la diócesis de Chiclayo, de la que el hoy papa era entonces obispo.
"El sacerdote lo niega y Prevost opta por esperar la conclusión del Poder Judicial, pero, a su vez, impone medidas cautelares al acusado, para no que no ejerza de párroco y que no confiese, aunque podía celebrar la misa", detalla.
En 2022 tomó la decisión de enviar esta denuncia al Dicasterio de la Fe en Roma, para que sea el que inicie una investigación sobre la que no había muchas pruebas, como suele suceder en este tipo de casos.
En abril de 2023, la Fiscalía peruana "archiva el caso por prescripción" y una de las hermanas le dice al entonces obispo "que va a apelar la medida".
Poco después, Francisco transfirió a Prevost a Roma y, poco después, el Dicasterio de la Fe cierra también el caso por falta de pruebas.
Posteriormente, según prosigue Ugaz en su narración, una de las hermanas comienza a denunciar el caso en redes sociales, por lo que el administrador apostólico inicia una investigación, pero la víctima se niega a acudir, lo que impide que prosperen las pesquisas.
Fue entonces cuando se desataron los ataques contra Prevost, que Ugaz relaciona con una venganza promovida por personas vinculadas al Sodalicio.
Ugaz y Salinas tuvieron entonces, en octubre de 2024, una reunión con Prevost para trasladarle sus problemas y el papa les dio una respuesta que la periodista todavía recuerda: "Bueno, ahora yo formo parte de su club, no tengo campañas de enlodamiento y me mortifica porque yo no quiero que en Perú me vean mal".
De esa manera, se concretó el hermanamiento de un sacerdote que, contra pronóstico, llegó a convertirse en el sumo pontífice número 267 y que aprendió a valorar el buen periodismo que hacen reporteros como Ugaz.
El lunes, el papa León XIV le dijo a la periodista Ugaz:"Digan a Perú que pronto va a tener noticias mías”, tras un breve encuentro cuando la comunicadora participó en la audiencia que el pontífice estadounidense concedió a los miles de periodistas que han informado en el Vaticano sobre el cónclave en el que se le eligió.
Ugaz explicó a EFE que regaló a Robert Francis Prevost, que pasó 20 años en Perú, "una chalina de alpaca elaborada por mujeres campesinas", que no dudó en ponérsela, así como unos chocolates, que dijo a sus colaboradores que se los guardasen bien.
Pero además, explicó, les animó "a seguir adelante en su trabajo", en referencia a su investigación periodística junto con Pedro Salinas sobre los abusos e ilegalidades de la organización católica Sodalicio de Vida Cristiana, que el papa Francisco suprimió gracias también a la intervención del ahora León XIV.
Ugaz expresó su emoción al haber podido saludar, ahora como papa, a una de las personas que más ayudó para que el pontífice argentino tomase la decisión de investigar y después suprimir la organización fundada por el laico Luis Fernando Figari.
También se sintió animada por las palabras de León XIV en la audiencia de hoy con los medios, en la que pidió liberar a los periodistas encarcelados y defender la libertad de prensa y de información, ya que se consideran perseguidos por la Justicia.
"Desde el 2018 hasta hoy, somos vapuleados por una organización que ha sido suprimida por el Vaticano: el Sodalicio de Vida Cristiana. Ha sido una feliz coincidencia que uno de los que nos ayudó -entre otros más- además de Francisco haya sido elegido como el Papa León XIV", escribe Ugaz en sus redes sociales.
El papa Francisco disolvió en enero 2025 el Sodalicio de Vida Cristiana, la comunidad religiosa católica con sede en Perú investigada durante años por denuncias de presuntos abusos sexuales y psicológicos por parte de su fundador y otros responsables.
El caso del grupo Sodalicio había sido investigado por el Vaticano durante años y, en julio de 2023, el papa envió a Perú, como investigadores especiales, al arzobispo de Malta, Charles Scicluna, y al sacerdote español Jordi Bertomeu, ambos expertos en delitos de abusos.
En agosto de 2024, la Santa Sede expulsó al fundador del SVC, Luis Fernando Figari, debido a las investigaciones que lo señalan como culpable de abusos, y desde entonces también se expulsó a hasta 15 miembros de la organización por abusos sexuales, algunos contra menores.
En enero de 2018, el Vaticano anunció la intervención del Sodalicio, un mes después de que la Fiscalía peruana pidiese prisión preventiva para varios miembros y exmiembros de la organización, entre ellos su fundador, Figari.
Ante las denuncias, el Sodalicio aseguró que un grupo de investigación interno determinó que los agresores identificados son Figari, el ya fallecido Germán Doig, así como Virgilio Levaggi y Jeffrey Daniels, retirados de la organización.
Ese informe concluyó que al menos 36 personas, 19 de ellas menores, fueron presuntamente víctimas de abusos sexuales entre 1975 y 2002 por parte de líderes de la organización, aunque la Fiscalía archivó las denuncias por abuso sexual por haber prescrito.