Decenas de migrantes detenidos en el recién inaugurado centro de detención ‘Alligator Alcatraz’, ubicado en pleno corazón de los Everglades de Florida, han denunciado en los últimos días condiciones infrahumanas: calor sofocante, carpas improvisadas sin ventilación adecuada, falta de agua potable y alimentos en mal estado.

Testimonios de migrantes, familiares y abogados contradicen la versión oficial que asegura que el centro “cumple con todos los estándares requeridos”.

Vladimir Miranda, migrante cubano con permiso de permanencia temporal, fue arrestado en su lugar de trabajo en Orlando tras una audiencia migratoria. Su pareja, Eveling Ortiz, relató a NBC 6 que “no ha podido bañarse, no puede usar bien el baño y no tiene acceso a un abogado”.

Según relató, los generadores eléctricos fallan con frecuencia, dejando a los detenidos sin electricidad, agua, teléfonos o aire acondicionado en temperaturas que superan los 40 grados y con 90 % de humedad.



El artista urbano cubano Leamsy “La Figura” Izquierdo, arrestado en Miami, denunció que lleva cuatro días sin poder bañarse y que la luz permanece encendida de forma permanente.

Familiares de otros migrantes reportan situaciones similares. La esposa de un guatemalteco detenido declaró a CNN que su esposo “no ha tenido acceso a un abogado, está rodeado de mosquitos y sin comida suficiente”.

Abogados de migrantes describen el trato como “ratas en un experimento”, con comida podrida, baños desbordados de excrementos, plagas de mosquitos y violaciones a derechos básicos, incluyendo la supuesta confiscación de biblias y restricciones para practicar su fe, como denunció la organización World Relief.

La abogada Gina Fraga relató que su cliente pasó cinco días sin acceso a agua potable y que los detenidos recurren a cubetas de Home Depot para asearse. Otros afirman que solo reciben “un sándwich al día” y carecen de productos de higiene y atención médica adecuada.

El abogado Phillip Arroyo, defensor de un beneficiario de DACA, afirmó al Miami Herald que su cliente estuvo incomunicado varios días, sin comida en condiciones y sin acceso a representación legal. “Esto es una violación de derechos civiles. Mi cliente tiene estatus legal y está detenido sin explicación”, aseguró.

Infraestructura y entorno inhóspito

El centro ‘Alligator Alcatraz’ fue construido en apenas dos semanas sobre un viejo aeródromo municipal, en una zona pantanosa habitada por caimanes y pitones, a 80 kilómetros de Miami.

Aunque su presupuesto original era de $450 millones, documentos filtrados de FEMA indican que el costo ya supera los $600 millones. La instalación, promovida por el fiscal general de Florida, James Uthmeier, fue presentada como una “solución temporal y eficiente” para gestionar la detención de migrantes.

El complejo cuenta con una pista de aterrizaje funcional y su ubicación refuerza la sensación de aislamiento. El activista Thomas Kennedy, de la Coalición de Inmigrantes de Florida, visitó el sitio junto a legisladores, pero se les negó el acceso. “Los mosquitos eran una nube visible, nos picaron niguas. Es un lugar inhabitable, en una zona pantanosa y de alto riesgo por huracanes”, denunció.

En contraste, la portavoz de la División de Manejo de Emergencias de Florida, Stephanie Hartman, rechazó las denuncias como “completamente falsas” y afirmó que el centro “cumple con todos los requisitos”.

Ante la polémica, la alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, exigió acceso a las instalaciones, la creación de un equipo de monitoreo semanal y un plan de evacuación en caso de huracán, dado el riesgo climático del área.