El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó el martes la creación de la Fuerza de Supresión de Pandillas (GSF, por sus siglas en francés), que sustituirá a la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS) en Haití. La resolución, impulsada por Estados Unidos y Panamá, recibió 12 votos a favor y tres abstenciones de China, Rusia y Pakistán.

El nuevo cuerpo tendrá un mandato inicial de 12 meses y contará con hasta 5,500 efectivos policiales o militares, además de 50 civiles de apoyo. Su objetivo será enfrentar a las bandas que controlan el 90 % de Puerto Príncipe, con presencia de hasta 5,500 pandilleros, la mitad de ellos menores de edad. Sin embargo, la resolución advierte que la financiación dependerá de aportes voluntarios de los Estados, lo que genera dudas tras el fracaso de la MSS, que recaudó solo $115 millones de los $600 millones previstos.

China y Rusia criticaron la iniciativa al considerar que se trata de una “aventura mal planificada”. El embajador ruso Vasili Nebenzia advirtió que el Consejo fue empujado a un “proyecto peligroso” sin estudios previos en el terreno. Organizaciones de derechos humanos también expresaron preocupación porque la misión podría operar de manera independiente de la Policía Nacional de Haití, lo que abre la puerta a abusos.

El presidente de transición de Haití, Laurent Saint-Cyr, celebró la votación como un “punto de inflexión decisivo” y agradeció a Washington y Panamá por promover la resolución.

“Se ha escuchado el grito de alarma lanzado en la tribuna de Naciones Unidas sobre la absoluta urgencia de restablecer la seguridad en Haití”, afirmó en un comunicado, en el que pidió a los Estados miembros apoyo incondicional para desplegar la fuerza sin demora.

El mandatario subrayó que restablecer la seguridad es la condición indispensable para garantizar la libre circulación de personas, permitir el regreso de los desplazados internos, reactivar la economía y organizar elecciones “creíbles, inclusivas y transparentes”. Mientras tanto, la violencia de las pandillas y la crisis humanitaria han dejado a 1.3 millones de haitianos desplazados dentro del país.