La Knéset (Parlamento israelí) aprobó este domingo en primera lectura una enmienda al Código Penal que establece la pena de muerte obligatoria para terroristas, sin discreción judicial, cuando el asesinato esté motivado por racismo o por hostilidad hacia un grupo específico con el objetivo de dañar al Estado de Israel.
Tras este primer trámite, la propuesta será analizada en la Comisión Nacional de Seguridad antes de pasar a segunda y tercera lectura, necesarias para su aprobación definitiva.
El asesor legal del Parlamento, Ido Ben Yitzjak, advirtió que la votación “será nula” al no haberse escuchado aún a las autoridades de seguridad ni realizado un debate sustantivo sobre los artículos de la ley.
La iniciativa fue presentada por Limor Son Har-Melech, diputada del partido Otzma Yehudit, y cuenta con el respaldo de parlamentarios de Yisrael Beitenu como Oded Forer, Avigdor Lieberman, Yevgeni Sova, Sharon Nir y Amar Hamed. Ambos partidos forman parte del ala de extrema derecha de la coalición encabezada por el primer ministro Benjamín Netanyahu.
En Israel, la pena de muerte está prohibida para la mayoría de los delitos y solo se aplica en casos excepcionales, principalmente genocidio o crímenes de guerra. Desde la creación del Estado en 1948, la única ejecución realizada fue la de Adolf Eichmann en 1962, tras ser condenado por crímenes contra la humanidad por su papel en el Holocausto.
El debate sobre reinstaurar la pena de muerte para terroristas se ha intensificado en los últimos años, especialmente tras el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 y otros atentados con atropellos y armas de fuego. Sin embargo, fiscales, asesores legales y organizaciones de derechos humanos han advertido que esta medida podría violar principios fundamentales y exponer al país a duras condenas internacionales.