Uno de cada cinco niños en el mundo vive en pobreza monetaria extrema, según el informe anual “Estado Mundial de la Infancia” publicado por Unicef. Aunque América Latina ha mostrado progresos con programas sociales, como ‘Bolsa Família’ en Brasil y ‘Próspera’ en México, las desigualdades estructurales, el cambio climático y los conflictos siguen afectando gravemente a millones de menores.
Según el estudio, los programas sociales en Brasil y México han alcanzado a más de 26 millones de niños, permitiéndoles acceder a servicios básicos de salud, nutrición y educación. En Chile, el modelo ‘Chile Crece Contigo’ también es citado como ejemplo de políticas exitosas. No obstante, persiste la exclusión en países como Honduras, donde más del 30 % de los menores de cinco años sufre privaciones graves.
Unicef advierte que la pobreza infantil no se limita a los ingresos: millones de menores carecen de acceso a vivienda digna, educación, agua potable o atención sanitaria. En las zonas rurales, comunidades indígenas o barrios marginales, las tasas de pobreza extrema superan el 20 % en menores de cinco años. Además, niños con discapacidad o desplazados por violencia enfrentan aún mayores riesgos.
El informe también alerta sobre los efectos del cambio climático en la infancia: uno de cada siete menores interrumpió su educación en 2024 por desastres naturales, y cuatro de cada cinco enfrentan al menos un riesgo climático extremo cada año, especialmente en el Caribe y Centroamérica.
De continuar los recortes globales en ayuda al desarrollo, al menos 4.5 millones de niños menores de cinco años podrían morir antes de 2030, advirtió Unicef. La organización también proyecta que la inversión en educación caerá un 25 % para 2026, dejando a seis millones de menores en riesgo de desescolarización.
A nivel global, más de 412 millones de niños viven actualmente en pobreza extrema. El informe remarca que crecer en esta condición no solo limita el acceso a derechos básicos, sino que también reduce la expectativa de vida, las oportunidades laborales y aumenta los riesgos de padecer depresión o ansiedad en la edad adulta.
Unicef insta a los gobiernos a priorizar la inversión en infancia, fortalecer la protección social, mejorar el acceso a servicios públicos y aplicar políticas económicas que reduzcan las desigualdades y enfrenten los efectos del cambio climático.
