El juego del calamar llegó a su cierre definitivo mostrando el esperado desenlace entre Gi-hun y el Líder, dejando claro que la popular serie surcoreana guarda todavía reflexiones profundas sobre el poder y la condición humana.



Aunque el misterioso Líder fue durante tres temporadas la cara visible del terror de la competición, la historia expuso a otros antagonistas que, desde la sombra, alimentaron la crueldad del juego. El giro más impactante llegó con la transformación de Gi-hun, el jugador que, tras sobrevivir, asumió un rol oscuro.

El creador de la serie explicó que este giro encierra una crítica social. "Nos representa a todos", aseguró, destacando que Gi-hun encarna la ambición y la corrupción que pueden surgir cuando se enfrenta al poder absoluto.



El cierre de El juego del calamar reabrió el debate sobre la naturaleza humana y la facilidad con la que cualquiera puede convertirse en aquello que más desprecia. La producción surcoreana se despide dejando a millones de seguidores con una pregunta incómoda: ¿hasta dónde seríamos capaces de llegar por sobrevivir?