La histórica Montaña de los Libros enfrenta sus últimos días en el local que ha albergado a lectores durante años, sin que su administrador, Jacobo Rojas, tenga certeza de qué ocurrirá después del 30 de septiembre, fecha en la que expira el apoyo estatal que permitió mantener el espacio abierto por tres meses más.
Rojas relató que fue hasta el 10 de septiembre que recibió la notificación de entregar el local.
“El 10 de este mes me pidieron el local… ya exactamente el 30 que tengo que tener la mayoría de cosas afuera”.
Jacobo Rojas, propietario de La Montaña de los libros.
Añadió que incluso intentó buscar claridad con el intermediario entre las autoridades y la librería: “yo le escribí al ingeniero, no respondió, ya respondió hasta el lunes… en sus palabras él explica: voy a consultar este día para ver qué me dicen”.
En medio de la incertidumbre, ya se prepara para diversificar sus oficios: “Estoy ofreciendo mis servicios de construcción… de compra y venta de bicicletas y reparación de bicicletas”, comentó.

La cuenta regresiva
El próximo 30 de septiembre marca el fin del período en que el Gobierno Central asumió el alquiler de la librería con la promesa de una reubicación.
A cinco días del cierre, Rojas asegura que mantiene la esperanza de que se concrete: “Espero que en estos cinco días que faltan los representantes del gobierno que vinieron logren coordinar… porque si no aparecen, la población viene y yo me voy; el 2 de julio me tenía que haber ido, pero el gobierno viene, paga tres meses y me dice: después de tres meses yo lo reubico… entonces esperemos de que ellos son varones pues y cumplan la palabra… la respuesta la vamos a tener el 30 de septiembre”.
No obstante, reconoce que no hay ninguna garantía escrita, solo llamadas y promesas. Y mientras espera esa respuesta, admite la incertidumbre: “Yo no sé qué va a pasar al final, no sé qué va a pasar… si hay reubicación, no hay reubicación, si voy a trabajar a domicilio”.
Mientras organiza los libros para una posible mudanza, enfrenta la dolorosa tarea de enviar a reciclaje parte del material más común. Rojas detalla que ya mandó 60 quintales, equivalentes a unos $5,000 en inversión, pero apenas obtuvo $600.
“Duele económicamente… porque ningún negocio invierte para perder”, expresó, subrayando no solo la pérdida monetaria, sino también el sacrificio de ver desaparecer una parte de su colección.
El origen de la promesa
La situación de la Montaña de los Libros se convirtió en un tema de interés nacional en julio, cuando la librería anunció su cierre por problemas económicos. La respuesta ciudadana, sumada a la presión mediática, llevó a que el Gobierno Central asumiera el pago del alquiler por tres meses —julio, agosto y septiembre— y ofreciera reubicar la librería en un local “más amplio y mejor acondicionado”.
Fue entonces cuando Rojas bautizó la promesa como el “Castillo de los Libros”, con la ilusión de ver crecer el proyecto cultural que durante años ha marcado la vida de la comunidad lectora. Hoy, sin embargo, esa esperanza se sostiene en la expectativa de una respuesta que aún no llega.
La Montaña de los Libros fue un proyecto que nació luego que la alcaldía de San Salvador desalojara la Esquina de los libros