El silencio de la cripta de Catedral Metropolitana, lugar donde descansan los restos de San Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, fue interrumpido este viernes por una jornada cargada de fe, música y memoria viva, con motivo del 108 aniversario de su nacimiento del santo.
Decenas de fieles se congregaron para rendir homenaje al pastor mártir que sigue latiendo en el corazón del pueblo salvadoreño.
La celebración inició puntualmente a las 8:30 de la mañana con una oración de bienvenida, que marcó el tono espiritual de una mañana que estuvo lejos de ser común.
A los pocos minutos, las voces de los presentes se unieron en un emotivo canto de "Las Mañanitas", no solo dedicadas a la Virgen María —en un gesto de devoción tradicional— sino también a Romero, como un gesto profundamente salvadoreño.
A las 9:00, la cripta se llenó de emoción durante un acción de gracias. Un mariachi, con su característico colorido, interpretó canciones que conmovieron a los asistentes, entre ellas, la clásica “Si nos dejan", que lejos de su connotación romántica habitual, resonó como un himno de esperanza, amor por la patria y compromiso con los valores de Romero. La presentación concluyó con un sonoro y sentido: “¡Que viva Monseñor Romero!”, coreado por todos los presentes.
El ambiente se tornó más íntimo a las 9:15 am, cuando comenzaron las romerías. Uno a uno, feligreses y visitantes se acercaron al micrófono para compartir testimonios, recuerdos y oraciones, en una participación libre que convirtió la cripta en un espacio de comunidad y memoria compartida.
Osmin Chávez, quien recuerda haber conocido a monseñor cuando tenía apenas ocho años, reside en Santiago de María, Usulután. Hoy, con 57 años de vida, afirma con emoción el significado del santo para él.
"Él es una persona que ofreció su vida por los más desprotegidos. Le decía al gobierno que cesara la guerra, que ya no se matasen entre hermanos… Y yo siempre recuerdo esa frase que él dijo: ‘Ningún soldado está obligado a obedecer una orden de matar a su prójimo’. Esa frase la llevo en el corazón."
También estuvo presente Reina Córdova, quien explicó con sencillez la razón de su asistencia: "Decidí venir porque estamos al tanto de que en esta fecha cumple años nuestro monseñor Romero".
Más allá de la conmemoración, muchos ven en Romero un faro que aún guía, como es el caso de Zoila González para quien la muerte del santo no fue comprendida en su momento, pero ella califica que fue el inicio de toda una comunidad cristiana católica. “Fue un verdadero mensajero de paz".
A la romería le siguió una ponencia sobre la migración: "Muchos salvadoreños en el exilio, en otras tierras, siguen sintiendo en su espíritu a Monseñor. Porque donde hay un salvadoreño, allí también hay memoria y fe", señaló el sacerdote que la departió.
Fue una mañana sencilla, pero profundamente simbólica. Entre guitarras, oraciones y recuerdos, donde el pensamiento de Romero sigue latente.
