¿Pero ella está bien de ahí, doctora? Preguntó el marido, señalando la entrepierna de la mujer.
Ambos habían llegado temprano por la mañana al Instituto del Cáncer de Mama, en la colonia Medica de San Salvador.
Cecilia, una mujer de 35 años, residente en un caserío cerca de Intipucá, había sido diagnosticada de un carcinoma Ductal Invasivo en su mama izquierda, 5 meses atrás.
Luego de una mastectomía radical de ese pecho, estaba recibiendo tratamiento de quimioterapia.
¿Por qué me pregunta eso, don Sergio? Preguntó la Dra. Melara, oncóloga especialista en cáncer de mama y médico tratante de doña Cecilia.
Con su mirada evasiva y sonriendo tímidamente, Sergio le respondió: Es que a ella desde que le pasó lo del pecho, como que le cuesta ser mi mujer.
Cecilia se revolvió en su silla, tensamente.
Su mirada fija hacia el suelo, balbuceó algo, que la doctora no entendió.
Don Sergio, dijo la doctora Melara, ¿podría usted esperarnos unos minutos afuera? Me gustaría platicar con doña Cecilia unos momentos.
Claro que sí, doctora, respondió Sergio, levantándose de la silla y saliendo de la habitación.
Cecilia, suspiró profundamente, sintiéndose más tranquila con la salida de su marido.
Aunque conocía a la doctora Melara desde hacía varios meses, todavía no sentía la confianza suficiente para contarle sobre sus problemas de naturaleza sexual que se habían iniciado luego de su mastectomía.
La verdad no sabía si en realidad estaban relacionados con su cáncer, o si eran un problema de ella.
En ningún momento ninguno de los trabajadores de salud que se habían relacionado con ella desde su diagnóstico, le había mencionado nada relacionado con su salud sexual y el tratamiento del cáncer de mama.
Por ello, ella más bien creía que eran problemas de su cabeza.
Todo es mi culpa, solía decirse.
¿Cuénteme, doña Cecilia, tenemos algún problema con las relaciones sexuales? Preguntó la doctora Melara.
Con su voz entrecortada al principio, Cecilia comenzó a contarle que, desde su operación del pecho, al principio ella sentía vergüenza que su marido la viera, así con su cicatriz.
Se sentía fea, menos atractiva y menos mujer.
Pensaba que su marido se buscaría otra mujer que estuviese completa.
Cecilia, comenzó a llorar tímidamente.
La doctora Melara, lejos de sentirse incómoda con la situación, sintió compasión y sororidad por aquella paciente que evidentemente sufría, no solo por su enfermedad sino por la pérdida de su autoestima.
Levantándose de atrás de su escritorio y jalando una silla, se sentó a la par de la paciente, cogiéndola de las manos.
Desde hace tres meses, cuando comenzaron a ponerme la quimio, continuo Cecilia, ya no me dan ganas de tener relaciones, doctora, y cuando hago el esfuerzo por satisfacer a mi marido, siento que la vagina me cuece con dolor cuando me penetra.
Ya no siento placer, doctora, y tengo miedo de que Sergio me abandone por otra mujer.
No sé qué hacer, la verdad, doctora.
El diálogo entre Cecilia y la Dra. Melara refleja una situación común entre pacientes de cáncer de mama, donde el impacto emocional y físico del diagnóstico y tratamiento puede afectar la vida sexual y la relación de pareja.
La preocupación del marido, Sergio, sobre la intimidad con su esposa es un tema delicado que a menudo no se aborda en el contexto médico.
El diagnóstico de cáncer de mama y los tratamientos asociados, como la mastectomía y la quimioterapia, pueden tener un impacto significativo en la salud sexual de las mujeres.
Estos efectos pueden abarcar: Cambios en la percepción corporal: La pérdida de un seno puede afectar la autoimagen y la sensación de feminidad.
Efectos físicos adversos: La quimioterapia y otros tratamientos pueden ocasionar sequedad vaginal, disminución del deseo sexual y dolor durante las relaciones íntimas.
Impacto emocional: Muchas mujeres experimentan ansiedad, depresión y temor, lo que podría resultar en una reducción del interés en las relaciones sexuales.
La salud sexual, especialmente de la mujer, es un tema, que incluso en el gremio médico continúa siendo un tabú.
Es crucial que los profesionales de la salud incluyan discusiones sobre la salud sexual en el tratamiento del cáncer de mama.
Esto puede ayudar a las pacientes a sentirse más cómodas al expresar sus preocupaciones y buscar soluciones.