Estimados colegas y educadores universitarios:
Hace unas semanas recibí una recomendación de las más apreciadas en mi vida en relación con la literatura y era sumergirme en la obra cumbre de Viktor Frankl, "El Hombre en Busca del Sentido" (originalmente de la "experiencia de un campo de concentración") por parte del doctor Christian Aparicio quien es Director Nacional de Educación Superior en El Salvador en una interesante y orientadora ponencia sobre la política nacional de educación superior.



Debo reconocer que la lectura de este libro, que documenta la aterradora experiencia como prisionero en campos de concentración nazis y el desarrollo de la logoterapia, va más allá de una simple asignación o sugerencia; es una sacudida existencial y una fuente inagotable de lecciones para nuestra labor educativa que ha sido mi principal aplicación a la lectura. No es un texto más de psicología, sino un manual de supervivencia para el espíritu humano que tiene profundas resonancias en el aula y en la vida del educador y por supuesto como persona.

Objetivo del libro desde la mirada de un docente
El objetivo central de Viktor Frankl en mi opinión es demostrar que, incluso en las circunstancias más inhumanas y degradantes, el ser humano posee la libertad de elegir su actitud y, lo que es más importante, la capacidad de encontrar un sentido a su existencia. Para nosotros, educadores del nivel superior y postgrados, esto se traduce en la imperativa de no solo impartir conocimientos, sino de guiar a nuestros estudiantes en la búsqueda y construcción de su propio sentido, especialmente en un mundo que a menudo parece carecer de él. Nuestro propósito no es solo formar profesionales, sino individuos resilientes, ciudadanos comprometidos a transformar los problemas sociales, con un propósito y capaces de trascender la adversidad.



Aproximación a enseñanzas claves para el ámbito universitario
• La importancia de la actitud: Frankl observó que quienes sobrevivieron no siempre fueron los más fuertes físicamente, sino aquellos que lograron encontrar un propósito, una razón para seguir viviendo, a veces insospechable. Esto nos enseña que debemos fomentar en nuestros estudiantes una actitud proactiva y resiliente ante los desafíos académicos y de la vida, más allá de la mera adquisición de información.
• La trascendencia del sufrimiento: El sufrimiento, aunque inevitable, puede ser transformado si se le encuentra un sentido. Para el docente, esto implica reconocer las dificultades que atraviesan nuestros estudiantes (personales, académicas, sociales) y ayudarlos a verlas no como callejones sin salida, sino como oportunidades para el crecimiento, el aprendizaje y la reafirmación de su propósito.
• La responsabilidad de la libertad: Frankl enfatiza que, aunque las condiciones externas nos limiten, nuestra última libertad es la de elegir nuestra respuesta. Debemos inculcar en nuestros universitarios la responsabilidad que conlleva su libertad académica y personal, motivándolos a tomar decisiones conscientes y éticas que impacten positivamente su vida y su entorno.
• La identidad de cada ser humano: La logoterapia se basa en la idea de que cada persona es única y tiene una misión específica. En el aula, esto se traduce en la necesidad de reconocer y valorar la individualidad de cada estudiante, sus talentos, sus luchas y su potencial único para contribuir al mundo. Por lo que debemos afirmar la identidad de cada estudiante, en muchos casos llegan a la universidad sin disponer de un claro criterio de ¿cuál es su propósito?

Algunas aplicaciones prácticas en nuestra labor docente universitaria
• Fomentar el pensamiento crítico y reflexivo: no solo qué pensar, sino cómo pensar sobre la vida, el propósito y los valores.
• Diseñar experiencias de aprendizaje con propósito: conectar el contenido académico con problemas reales, con el diario vivir de nuestra sociedad, proyectos de impacto social o dilemas éticos que resuenen con la búsqueda de sentido de los estudiantes.
• Ser mentores de resiliencia: compartir nuestras propias experiencias de superación y servir como guías, un orientador, para que los estudiantes desarrollen su capacidad de afrontar la adversidad.
• Promover el diálogo sobre principios, valores y ética: crear espacios seguros para discutir temas profundos que ayuden a los estudiantes a clarificar sus prioridades y su lugar en el mundo, sin olvidar que primero es un ciudadano, no un académico como prioridad.
• Enfatizar la contribución social del conocimiento: inspirar a los estudiantes a ver su profesión como un vehículo para ser de bendición, servir al más próximo, a la sociedad y encontrar sentido en esa contribución.

Mensaje final para el educador
Estimados colegas docentes, "El Hombre en Busca del Sentido" no es solo un libro sobre la supervivencia, sino sobre la ponderación del valor y la representación del alma. Nos invita a reflexionar sobre nuestra propia búsqueda de sentido como educadores y, crucialmente, nos equipa con una perspectiva invaluable para acompañar a nuestros estudiantes. En un mundo a menudo fragmentado y ansioso, nuestra misión de formar profesionales se eleva a la de formar seres humanos, personas extraordinarias, con una vida con propósito, capaces de encontrar luz, incluso en las circunstancias más oscuras. Este libro es de obligatoria lectura para todo docente de educación superior, un recordatorio poderoso de que nuestra labor va más allá de las aulas, de enfocarnos solo en la excelencia académica, estamos construyendo sentido, esperanza y futuro.

* Ricardo Sosa, Docente de educación superior certificado
@jricardososa