A las tres de la mañana se levanta el profesor Remigio Hernández García para lograr llegar a tiempo al instituto, en Jujutla, en donde es maestro desde hace un año.



A las cuatro de la mañana toma el primer bus desde Tacuba, en el departamento de Ahuachapán. Su lugar de residencia. Remigio Hernández, de 42 años de edad, nos narra cómo le costó culminar sus estudios; en ese largo caminar atravesó muchas dificultades, pero nunca se rindió.

Siempre anheló ser docente; sin embargo, la oportunidad la tuvo con más de 40 años de edad. ¿Cómo fue que decidió estudiar pedagogía? Decidí estudiar debido a la falta de oportunidades en el entorno laboral, al ver que otros podían lograr su objetivo. Eso me motivó. Emprendí en el año 2017 el proceso para ingresar a la Universidad de El Salvador (UES), me sometí a dicho examen de admisión y logré obtener un resultado favorable. Sin embargo, en la UES me daban la oportunidad de someterme a segunda fase en el año 2018. Por aspectos laborales, se pasó el tiempo de someterme al examen nuevamente, pero también hice el proceso para ingresar por estudio socioeconómico. Fue así que fui admitido en dicha universidad. Es aquí donde me empezó a gustar más la pedagogía; ya que, me motivé con los primeros resultados.



Al maestro Hernández le ha costado su carrera universitaria, igual que a miles de estudiantes. Cuando estudió la licenciatura en Enseñanza de las Ciencias Naturales, tuvo que atravesar muchas adversidades. Viajar desde Tacuba hasta la Universidad de El Salvador, en la capital, no fue fácil. La pandemia hizo que estudiase de manera virtual; sin embargo, le tocaba ir a hacer prácticas educativas al laboratorio en la UES. Su perseverancia le dio la oportunidad de ser miembro de la Junta Directiva de la Facultad.

¿Cuál ha sido el obstáculo más grande en su vida? Considero la falta de comprensión por parte de los patronos; ya que, en su momento de estudiar, también tenía una responsabilidad laboral; además de minimizar el esfuerzo que estaba realizando, siempre buscaban una manera de desanimarme para que ya no siguiera estudiando.

¿Qué pensaba cuando era ordenanza y laboraba en una escuela de Tacuba? Sentía el deseo de luchar y cambiar por mi vida. Antes de empezar a estudiar, pensaba que muchos abusaban de las funciones que en su momento estaba ejerciendo, pero también pensé: “tengo que estudiar”. Sentí la inspiración de algunos docentes. Cuando empecé mi proceso de formación, pensé; que me absorbería tanto trabajo y que no tendría el espacio para poder cumplir con las responsabilidades académicas.

Con respecto a la deserción escolar y motivación, el maestro Remigio utiliza charlas motivacionales e incluso les habla a sus alumnos sobre las dificultades que tuvo en su formación; ya que, algunos alumnos quieren desistir de su formación de educación media. Están a un paso de ingresar a la universidad; sin embargo, pocos siguen estudiando. Con respecto a su jornada laboral, planifica sus clases de acuerdo a la comunidad educativa, en este caso, imparte clases a estudiantes de bachillerato como especialista en Ciencias Naturales en el Instituto Nacional de Jujutla, Ahuachapán. Lugar a donde viaje todos los días en la jornada laboral de lunes a viernes.

El profesor manifestó que aconseja mucho a sus estudiantes, los mantiene involucrados, tanto en las actividades curriculares como extracurriculares. Exhortó que su mejor experiencia como docente ha sido poder darles a conocer a sus alumnos que antes de ser profesional fue ordenanza y que el proceso académico no fue fácil. Como docente, en donde tiene poco tiempo ejerciéndolo, tiene la satisfacción personal, el conocimiento que se adquiere en la formación.

El tacubense manifestó que sus triunfos se los dedica, primeramente, a Dios por darle la capacidad y el entendimiento de obtener un título universitario, a su familia, que no se quejó de él cuando casi no tenía comunicación con ellos; a los docentes que lo motivaron para que pudiera seguir estudiando. Nunca claudicó.

¿Tiene algún consejo para los que declinan seguir estudiando? Que sí se puede y que me pondría de ejemplo si tuviera la oportunidad de contarles mi proceso de superación, que sin esfuerzo no hay victoria. El profesor Remigio, igual que cientos de maestros, se preocupa por la deserción escolar de sus estudiantes y la falta de motivación de parte de los padres de familia para que sigan estudiando una carrera universitaria.

Remigio expresa que quiere seguir estudiando. No ha sido fácil lo que le ha tocado vivir. Al final de la faena, lo esperan su esposa y sus tres hijos. Muy amablemente, mandó su título como profesional, siendo un ejemplo de que, no importa la edad ni los sacrificios, lo importante es cumplir los sueños.

• Fidel López Eguizábal, docente Investigador Universidad Francisco Gavidia
flopez@ufg.edu.sv