Ante la presencia de más de 200 mil feligreses y 150 mil delegaciones oficiales de igual cantidad de gobiernos del mundo, el domingo pasado fue entronizado en la Plaza San Pedro de la Ciudad del Vaticano, como Papa León XIV, el estadounidense-peruano Robert Francis Prevost Martínez, de 69 años de edad, quien el 8 de mayo había sido electo Sumo Pontífice de la iglesia católica.
Su primer mensaje, una vez entronizado, estuvo lleno de esperanza y fortaleza espiritual ya que hizo un llamado vehemente a la paz y unidad mundial, así como a la conciencia humana en el sentido que criticó a la economía desigual, es decir aquella que explota los recursos del planeta y excluye a los más desfavorecidos acrecentando la pobreza.
León XVI, de la orden agustino y hoy líder del catolicismo mundial, tras recibir los emblemas papales, entre ellos el palio, una prenda que pende en sus hombros y luce en la casulla, así como el anillo del Pescador (el cual fue hecho a la medida suya y cuando fallezca será destruido, tal como lo indica la tradición) dejó en firme que su orientación social irá encaminada a estar del lado de los pobres y la justicia.
Su apostolado será una continuación del legado de Francisco y Juan Pablo II, pero también de León XIII, el sumo pontífice que inspiró su nombre y que fue Papa entre 1878 y 1903, tiempo en el cual denunció la explotación de la clase obrera, lo cual lo convirtió en el padre de la doctrina social de la iglesia católica.
Todos los países y sus gobernantes deben caminar juntos con el objetivo de “construir un mundo nuevo donde reine la paz”, dijo el jerarca católico, ante decenas de representantes de Estados que actualmente viven o apoyan conflictos armados que llevan dolor y luto a la población desprotegida, especialmente niños, adultos y personas pobres.
Su antecesor Francisco, al igual que Juan Pablo II, fueron fieles impulsores del bienestar común a instaron a los gobiernos del mundo a dirigir a sus países con justicia e igualdad de oportunidades para todos. Se declararon acérrimos críticos de la injusticia y la corrupción, a la cual consideraron el peor de los delitos. Es seguro que bajo su filosofía teológica de la doctrina social de la iglesia, León XIV también mantendrá el criterio contra las injusticia y la corrupción.
Francisco instó a los países a combatir la pobreza crean oportunidades de desarrollo para todos. A los países del Primer Mundo los instó a impulsar política de fomento de desarrollo en los países tercermundistas. “Deben llevar paz y progreso, no conflictos”, esa es una forma de evitar las migraciones forzadas dentro de un territorio y de un país a otro país, dijo Francisco, al criticar las políticas contra migrantes que anunció Donald Trump, en 2017 cuando iniciaba su primer período como presidente estadounidense. León XIV ha reiterado que su posición es similar a su antecesor, respecto al tema de los migrantes y las políticas de desarrollo humano.
Y es que León XIV nacido en Chicago, Illinois, Estados Unidos, en septiembre de 1955, vivió desde 1985 en diversas ciudades de Perú, donde en 2015 adquirió la nacionalidad. Haber vivido como misionero, sacerdote y posterior obispo, le permitió conocer la pobreza de primera mano y sentirse identificado con aquellos que tienen carencias materiales. León XIV conoció la pobreza, convivió con los pobres y por ende conoce sus necesidades. Haber vivido en un país donde la corrupción estaba presente como un mal endémico similar en casi todos los países latinoamericanos, le da la sapiencia y la autoridad de saber que la corrupción es la principal promotora de la pobreza que en muchos lugares llega a ser extrema y motivo de migración forzada,
Mucho se dice que antes de morir Francisco preparó a su sucesor y que el cónclave cardenalicio tuvo el tino y la inspiración divina para decantarse por Prevost Martínez como continuador de la misión pedrina. Si así fue, pues es lo mejor que pudo pasarla a la iglesia católica, porque la esperanza de los más de mil millones cuatrocientos mil católicos y del resto de la humanidad, es que el Sumo Pontífice adopte el rol unificador y promotor de hermandad.
Queremos un Santo Papa que no sea excluyente, que sea mediador, vigilante del talante del sacerdocio, moderno y visionario, estandarte y voz de los pobres y excluidos, que sea rígido a la hora de defender a los desprotegidos, crítico de los sistemas antihumanos e injustos. Queremos, a la cabeza de la iglesia católica universal, a un líder que sepa guiar a la feligresía mundial, que proteja al pobre y abogue por ellos, que como buen líder se muestre amigable, ecuánime, inteligente, organizado y sobre todo útil.
En lo personal no dudo que León XIV, quien siendo misionero visitó a nuestro país en 2012, será un Papa trascendental, con un mensaje esperanzador y cristiano. Estoy seguro que nunca se alejará de la gente y que siempre estará listo para acompañar el clamor de los que materialmente tienen menos privilegios. Los católicos y cristianos en general tenemos fe y esperamos que León XIV sea el líder que siguiendo el legado de San Pedro, nos guíe y nos llene de fortaleza espiritual. Fortaleza cristiana.