Algunos creen que estudiar una carrera universitaria en El Salvador no vale la pena. Sin embargo, los profesionales que en verdad se esfuerzan y son resilientes logran superarse y hasta sacar de la pobreza a sus familiares.
En esta oportunidad tomo de ejemplo el caso de Elena Noemy Díaz Villalta, quien es de Armenia, Sonsonate.
No fue fácil para la joven universitaria; ya que, el obstáculo más grande en su vida fue cuando se graduó de noveno grado. La adolescente fue criada por una mamá soltera, ella trabajaba más de 12 horas, de lunes a sábado, para sostener los gastos del hogar y así pudo criarla a ella y a su hermana.
Fue así; que su hermana y ella lograron estudiar, gracias a que el gobierno había implementado el programa de útiles escolares, uniformes y zapatos, así como alimentos en la escuela, pero hasta ese entonces aplicaba hasta noveno grado (2010).
Gracias a su esfuerzo y disciplina se graduó con honores. En ese momento atravesó un duro golpe; ya que, su mamá habló con ella y le dijo que no podría ayudarle más con los estudios del bachillerato. Eso la deprimió mucho, porque, aunque ella trabajaba desde los 14 años en un “ciber café”, eso no sería suficiente para los gastos de estudio y porque también vio su entorno y las opciones, no le sacarían de la pobreza.
Un día, tomó sus diplomas y reconocimientos, junto con su título de educación básica, y fue a pedirle ayuda a su papá. Le suplicó que le ayudase a seguir estudiando y el padre no aceptó, pues él, tiene ideas muy machistas y no apoya la idea de que las mujeres sean profesionales. Como siempre, impera el machismo de muchos salvadoreños. Gracias a Dios, apareció un ángel en el camino de Elena; el esposo de una de sus tías le ofreció comprar todo lo necesario para el bachillerato. Él, sin saber la situación, le cambió la vida. El camino hacia la universidad tampoco fue fácil, pero la determinación y resiliencia son clave en el proceso.
Elena estudió la Licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Francisco Gavidia. Se decantó por la carrera porque disfruta mucho leer y el pensum le ofrecía una variedad de opciones. Es una carrera multidisciplinaria y que requería utilizar un segundo idioma, lo cual sería muy útil en el campo laboral.
Elena, una joven humilde, le dedica sus triunfos a su mamá. Ella es una mujer que con trabajo duro las sacó adelante a su hermana y a ella. Y siempre le apostó a la educación. La madre de Elena no tuvo la oportunidad de terminar sus estudios. Sus triunfos también se los dedica a su hermana, quien ha sido su mejor amiga y con la que han pasado los mejores y peores momentos. Cada triunfo se lo dedica a toda su familia. Ella ha sido un ejemplo y modelo a seguir para sus primos mayores.
Elena, ¿tiene algún consejo para los que declinan seguir estudiando? Mi consejo sería que no pierdan de vista el objetivo, que no se dejen caer ante la primera adversidad, que nunca pierdan la fe y que den el 150% en el estudio, pues es un privilegio en este país.
¿Qué oportunidades encuentra estudiar Relaciones Internacionales? La carrera abre muchas puertas si uno sabe aprovecharlas. Hay opciones en política, economía, diplomacia, cooperación internacional, etc. Es muy importante continuar preparándonos y especializándonos, así como aprender un tercer idioma para ser más competitivos en el campo laboral.
Para Elena, estudiar le cambió la comprensión de la realidad. También le dio la oportunidad de tener más información y de poder generar espacios de discusión. Exhortó a que una carrera abre puertas en lo profesional y es un reto académico y personal. Actualmente, es asistente administrativa legal para una firma de migración de Estados Unidos.
• Fidel López Eguizábal, docente Investigador Universidad Francisco Gavidia
flopez@ufg.edu.sv