A veces la justicia tarda, pero llega. A eso de las 4:00 de tarde del miércoles 4 de julio de 2018, Fernando Coreas, de 70 años de edad, se encontraba descansando en su vivienda junto a su esposa María Albertina López, de 65 y su hija Marlene Coreas López, de 31, cuando fueron atacados a balazos por pandilleros de la MS-13 que rodearon la vivienda. Los tres murieron en el acto ocurrido en el caserío Quebrada Onda, en las cercanías del cementerio de Chilanga, departamento de Morazán.
El crimen fue planificado contra un agente de la Policía Nacional Civil (PNC) que estaba destacado como investigador en La Unión y que gozaba de licencia, pero al no encontrarlo en la vivienda los criminales decidieron asesinar a su padre, su madre y su hermana. Un sobrino de cuatro años resultó lesionado.
Siete años después un Juzgado Especializado contra el Crimen Organizado de San Miguel realizó el juicio contra siete de los imputados, contra quienes encontró suficientes evidencias de su participación en el triple crimen contra los tres adultos y el homicidio en grado de tentativa contra el niño, por lo cual les condenó a diferentes penas de prisión.
A José Antonio Díaz Guevara le impuso 100 años de prisión, pues fue el autor material e intelectual del crimen. Para Díaz la condena es una nimiedad si se toma en cuenta que en noviembre del año pasado fue condenado a 229 años por otros homicidios, extorsión agravada y agrupaciones terroristas. Es decir, este sujeto ya tiene una condena de 329 años de cárcel.
Por su participación en el triple homicidio también fueron sentenciados a 28 años de cárcel Fredy Noé Ramírez Blanco y Ruendy Jonathan Hernández Vásquez. Ambos fueron juzgados en ausencia y son prófugos de la justicia. Ojalá que tarde o temprano sean apresados para que paguen por sus crímenes.
También fueron condenados José Wilfredo Flores Martínez, Wilson Alexis Ponce Vásquez y Santos Guadalupe Villalta Vásquez, los dos primeros a 20 años de prisión y el último a ocho años. Además, enfrentan otros delitos, entre ellos organizaciones terroristas, extorsiones y otros homicidios.
Otro pandillero condenado por el triple crimen que conmocionó a toda la población salvadoreña es José Gerber Rodríguez Coreas, que recibió la sentencia de 20 años en la cárcel. Este pandillero, suma ahora 70 años de cárcel, ya que en abril del año pasado fue condenado a 50 años de cárcel porque junto a otros pandilleros participó en el doble horrendo homicidio de Rudy Joseth Martínez Márquez, de 23 años y su pareja Aracely Cecibel Rosa Sánchez, de 22. Este crimen ocurrió a eso de las 2:00 de la tarde del domingo 10 de diciembre de 2017 en el caserío Los Ventura del cantón la Joya del Matazano, siempre en Chilanga.
Por la muerte de la joven pareja, a la que interceptaron en una vereda, vendaron de los ojos y amarraron de pies y manos y luego mataron salvajemente a golpes con rocas y palos para posteriormente enterrarlos en una fosa clandestina descubierta tres días después, también fueron condenados los pandilleros José Antonio Díaz Guevara, César Eliseo Díaz Amaya, José Miguel González Fuentes, José Alfredo Álvarez Vigil, José Aníbal García, Javier Ventura Cruz, Marvin Antonio Cruz, Kevin Francisco Vásquez, Edwin Geovany Ventura y Cristian Eduardo Cardona Sánchez. Todos pagaran 50 años de prisión que los salvadoreños vamos a patrocinar con nuestros impuestos.
A los jóvenes los mataron porque sencillamente se negaron a ser parte de la pandilla que mantenía en zozobra las áreas urbana y rural de Chilanga y a la pareja de ancianos y a su hija por su relación consanguínea con el agente policial. Motivos fútiles que generaron el repudio nacional y que culminan con sentencias que a pesar de todo no llenan el vacío dejado por las víctimas ni el dolor de perder a seres queridos.
A veces la justicia tarda, demasiado tiempo, pero finalmente llega. Estos cinco homicidios en Chilanga, terminaron con condenas, que los buenos ciudadanos aplaudimos por justas y necesarias. No se trata de odio o una sed de venganza, sino de que los criminales paguen por su maldad. Las leyes y la justicia deben aplicarse a todos por igual, sin sesgos ni ataduras.
Ningún crimen debe tener edad para extinguirse o proscribir, la justicia debe aplicarse tarde o temprano para quienes han cometido masacres, homicidios, feminicidios, secuestros, desapariciones forzosas, violaciones sexuales, extorsiones, estafas, hechos de corrupción, desplazamientos obligados y toda clase de delitos graves. Los criminales, tarde o temprano, deben ser juzgados siguiendo el debido proceso.
*Jaime Ulises Marinero es periodista