En Centroamérica no ha habido muchos médicos-escritores, pero uno de ellos fue el salvadoreño Melitón Barba ('Puta vieja', 1987), quien nació en 1925.
A mediados de la década de 1940 inició sus estudios de medicina en la universidad estatal y el 12 de noviembre de 1954 se graduó de médico con la tesis 'Cuarenta casos de eclampsia, su estudio y su terapéutica'. A partir de ahí no dejó de escribir, aunque por un tiempo sus temas fueron de estricto rigor médico. Entre mayo de 1955 y agosto de 1956 fue a especializarse al Instituto Ortopédico Rizzoli, en Bolonia, Italia.
Ya de regreso, publicó en Archivos del Colegio Médico de El Salvador (vol. II, No. 4, diciembre de 1958) un trabajo de su especialidad, pero que ya tenía una sonoridad literaria: 'Banco de huesos'.
Aunque es hasta la publicación de su primer libro de cuentos, 'Todo tiro a jon' (Managua, 1984) que se cree que Melitón Barba comenzó a escribir, lo cierto es que en las décadas de 1960 y de1970 hay registro bibliográfico de su labor de escritura. Hay un par de ficciones (aún no reunidas en libro) y lo que más abunda son los artículos de opinión (en El Diario de Hoy, sobre todo) y los ensayos de enfoque médico-social.
Además, a mediados de la década de 1960 inicia su actividad política como uno de los fundadores del Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), una pequeña formación partidaria de corte 'radical-democrático' y quizás un tanto inspirada en la experiencia de la primavera guatemalteca de 1944-1954, con los gobiernos de Juan José Arévalo primero y de Jacobo Árbenz, después.
En ningún momento dejó de ejercer la medicina y más bien la amplió porque pasó a ser profesor de la Facultad de Medicina en una época marcada por la reforma universitaria, circunstancia que sacudió para bien al establecimiento universitario.
En 1972, un año marcado por tres hechos decisivos (en febrero, fraude electoral contra la candidatura opositora; en marzo, frustrado golpe de Estado de inspiración constitucionalista y, en julio, intervención militar de la Universidad de El Salvador) impactaron de forma directa ―o como él gustaba decir: en el puro plexo― al médico-escritor Melitón Barba.
La elección presidencial del 20 de febrero fue amañada por el 'partido oficial' de aquel entonces (el Partido de Conciliación Nacional, PCN) y arrebatada la victoria a la coalición opositora, la Unión Nacional Opositora (UNO), que la integraban tres partidos políticos de diferente orientación ideológica. El Partido Demócrata Cristiano (PDC), el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR, que después de esa fecha se declararía socialdemócrata) y la Unión Democrática Nacionalista (UDN, con vasos comunicantes con el Partido Comunista de El Salvador). La UNO era algo más o menos parecido a la Unidad Popular, de Chile, que llevó al médico Salvador Allende a la presidencia, solo que en El Salvador esa coalición estaba retobada por una red de sectores cristianos de base (sacerdotes diocesanos y seglares), una red de militares retirados y por la relevante organización magisterial denominada Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños ―ANDES― '21 de Junio'.
En la conducción de aquel empeño electoral hubo un organismo al que se integraron dirigentes de cada uno de los tres partidos políticos. Melitón Barba formaba parte de ese organismo en representación del MNR. El candidato presidencial (Napoleón Duarte) le correspondió al PDC, que contaba con el caudal electoral mayoritario. El candidato a la vicepresidencia fue adjudicado al MNR (Guillermo Manuel Ungo) y el programa de la UNO, una oferta política moderada y realista de cambio, fue hechura de los tres partidos políticos y demás adherentes.
Al producirse el fraude electoral contra la UNO el mapa político del país se complicó, y ahora, años vista, está claro que con esa desatinada acción se abrió la posibilidad de la guerra que a partir de 1981 se generalizó.
En un esfuerzo, desesperado y descoordinado, un grupo de militares constitucionalistas y civiles, encabezados por Benjamín Mejía (coronel, y 'masferrereano' de toda la vida) el 25 de marzo de 1972 intentaron restablecer la legalidad rota, pero en menos de 24 horas aquello fue aplastado. El golpe de Estado del 25 de marzo no fue una respuesta fraguada desde la UNO, sino una iniciativa tangencial, pero a título personal, el candidato opositor, Napoleón Duarte, por medio de la radio hizo un llamado a la población en general a que se sumara a respaldar la acción restauradora de la constitucionalidad. También, a título personal, el vocero de ese golpe de Estado, René Glower Valdivieso (teniente retirado ―quien se salvó de la pena de muerte por su participación en el levantamiento militar contra Maximiliano Hernández Martínez en abril de 1944― e ingeniero civil) era miembro activo del MNR. Y activistas de la UDN realizaron acciones de calle para impedir el paso en diversos puntos de la capital.
Abril y mayo de 1972 fueron meses de calma chicha. La represión comenzó a articularse contra toda tentativa opositora y solo esperaba el banderillazo de salida con un hecho simbólico que mostrara su hoja de ruta.
• Jaime Barba, REGIÓN Centro de Investigaciones