En el pequeño Condado de Gaines, en Texas, una zona rural al oeste del estado con una importante población menonita, todo transcurría con calma. El mes de marzo anunciaba la huida del invierno y la llegada de la primavera. Una comunidad homogénea, todo el mundo se conocía, los médicos conocían a sus pacientes por sus nombres. Un lugar idóneo y lleno de niños donde la paz y la tranquilidad reinaban. Pero un día, todo cambio.



Lucas, un niño de 6 años, regreso con su familia de unas vacaciones en el extranjero. parecía resfriado: tos seca, ojos llorosos, fiebre. Al tercer día, una erupción roja comenzó a aparecer detrás de sus orejas, extendiéndose rápidamente por su cara y cuerpo. Su madre, alarmada, lo llevo al centro de salud. El médico, al ver las manchas de Koplik y el exantema, sospecho de inmediato: sarampión. ¿Estaba vacunado? Pregunto la enfermera jefa. La madre bajo la mirada, no...respondió, decidimos no vacunarlo. Teníamos miedo de los efectos secundarios.

En el condado de Gaines, las coberturas de vacunación habían decaído después de la pandemia. Rumores en redes sociales, miedo infundado y desinformación habían convencido a padres de familia de no vacunar a sus hijos.



En los días siguientes, surgieron mas casos, 13 de ellos, en su mayoría niños de edad escolar, fueron hospitalizados, y muchos de ellos necesitaron cuidados intensivos. Uno de ellos, falleció.

¿Qué es el sarampión? El sarampión es causado por un virus altamente contagioso que infecta las vías respiratorias y se extiende por todo el cuerpo, provocando fiebre y una erupción cutánea. En sus casos graves, puede causar complicaciones como la ceguera, neumonía, encefalitis, que pueden ser mortales. Los niños menores de 5 años, las mujeres embarazadas, los adultos mayores de 20 años y las personas con sistemas inmunitarios debilitados son los que tienen mayor riesgo de sufrir complicaciones por el sarampión.

En 2025, el sarampión experimenta un aumento significativo a nivel mundial, con brotes en múltiples regiones y un incremento sostenido de casos en comparación con años previos. Esta tendencia esta asociada principalmente a la caída de coberturas vacunales tras la pandemia de COVID-19 y a la persistencia de grupos poblacionales no inmunizados. La tendencia global de la enfermedad es ascendente desde el 2023, año en que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reporto 10 millones de casos y mas de 100 mil muertes por sarampión, mayoría en niños menores de 5 años.

En la región de las Américas, entre la semana epidemiológica 1 y 16 de 2025, se confirmaron 2.325 casos, incluyendo cuatro defunciones. Países que reportaron casos de sarampión durante ese periodo en nuestra región incluyen, Argentina, Belice, Bolivia, Brasil, Canadá, México y Estados Unidos. Este total representa un aumento de 11 veces en comparación con los 205 casos de sarampión notificados en el mismo periodo de 2024. En otras regiones del mundo también se han experimentado aumento en las notificaciones de la enfermedad. Europa enfrenta al mayor numero de casos en 25 años. Rumania y Kazajistán son los países más afectados, con brotes intensos y varias muertes, especialmente en menores de 5 años. En África, Somalia y Mali tienen las tasas más altas de incidencia y mortalidad por sarampión a nivel mundial.

¿Qué nos esta pasando a nivel mundial con el sarampión? Los factores claves del aumento de la incidencia de esta enfermedad son básicamente tres: la caída en las tasas de vacunación infantil tras la pandemia ha dejado a millones de niños sin protección contra el sarampión. La difusión de información falsa sobre la seguridad de las vacunas ha contribuido a la disminución de la inmunización. Finalmente, el aumento de viajes internacionales facilita la importación y diseminación del virus en regiones previamente libres de esta enfermedad.

¿Esta nuestra población, especialmente los menores de 5 años, en riesgo? En El Salvador, la cobertura de vacunación infantil ha experimentado fluctuaciones en los últimos años, influenciada por diversos factores, incluida la pandemia de COVID-19. El MINSAL reporto para el 2019, una cobertura nacional de vacunación infantil del 85%, reflejando un sistema de inmunización robusto, pero insuficiente para alcanzar la inmunidad colectiva, la cual requiere de una cobertura del 95%.

En el 2020, con el inicio de la pandemia la cobertura descendió al 74% debido a interrupciones en los servicios de salud y restricciones de movilidad. En el 2021, la cobertura aumento de nuevo al 85%, sin embargo, disminuyo de nuevo en el 2022, aunque no se especifica el porcentaje exacto. Estos datos nos indican que, aunque El Salvador ha mostrado capacidad para recuperarse de los descensos en cobertura vacunal, persisten desafíos para mantener y mejorar estos niveles.

Juzgue usted amigo lector, si nuestra población está en la actualidad realmente protegida contra el sarampión.