En la investigación, supervisada por el BM y LaGeo, se plantea que el riesgo se presentaría durante la etapa de preparación del sitio y la construcción, en la que se deben realizar trabajos en la superficie y en el subsuelo.
“El desarrollo de dicho proyecto supone una serie de actividades que pueden representar un riesgo para el potencial patrimonio cultural tangible existente en el área del proyecto”, indica la última actualización del documento.
Con los antecedentes del proyecto, el documento confirma la presencia de material cultural prehispánico en zonas específicas de la construcción.
La identificación de restos arqueológicos data de hace casi una década. Según la publicación del BM, los trabajos en el área iniciaron entre abril y mayo de 2016, cuando se realizaron prospecciones superficiales sobre el área donde se tiene prevista la construcción de la obra.
Como resultado, las investigaciones confirmaron la presencia de cerámica, obsidiana, así como un posible sitio arqueológico sobre un sistema de terrazas en la parte superficial del área. Ante los hallazgos, la extinta Secretaría de Cultura de la Presidencia (Secultura), ahora Ministerio de Cultura, recomendó realizar sondeos arqueológicos en diferentes puntos de la construcción.
Como respuesta, en 2017 se excavaron 20 pozos para el sondeo y evaluar la presencia de contenido arqueológico en el terreno donde se construirá la subestación eléctrica, la zona de desecho de terracería, y las líneas de transmisión de las torres 15 y 17.
Un protocolo
En su momento, el gobierno resolvió que el proyecto es factible siempre y cuando se cumplan una serie de requerimientos y condiciones.“Donde se prevé la construcción de una subestación eléctrica, la Dirección General de Patrimonio Cultural establece que un arqueólogo consultor acreditado y contratado por el proyecto, deberá realizar la supervisión de los trabajos, dada la presencia de ocupación humana prehispánica”, indica el análisis.
El documento, publicado en diciembre de 2024 por el Banco Mundial, elabora un protocolo para atender los hallazgos en el lugar que se establecerá la central geotérmica que tendrá una capacidad instalada de 50 megavatios (MW).
Pasos
El protocolo plantea que antes de comenzar con la construcción del proyecto se debe notificar a la Dirección General de Patrimonio Cultural y Natural el inicio de los trabajos de preparación, y presentar una declaración jurada notariada donde se comprometan a cumplir las disposiciones del protocolo.También es necesario que se realice una jornada de capacitación con los trabajadores de las obras.
Durante la ejecución de la construcción, cuando se encuentre un hallazgo arqueológico se deberá tomar nota, acordonar la zona y resguardar para después notificar al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Marn) y a la gerencia de proyectos.
El siguiente paso será suspender todas las obras hasta que concluya una inspección de las autoridades de cultura y será la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural y Natural la que establezca las medidas necesarias.
El protocolo revisado por LaGeo y el Banco Mundial ha establecido un presupuesto de $2,700 en caso de un hallazgo para un período de 15 días para el rescate del material arqueológico.
Hasta el 2024, El Salvador mantuvo el 11.5 % de la capacidad instalada para generar energía geotérmica en América Latina, que lo coloca como el tercer mayor productor con 204.4 MW acumulada en las geotérmicas Ahuachapán y Berlín, Usulután.
En febrero de 2023, la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL) anunció que el consorcio inglés panameño construirá y operará dos nuevos pozos, uno en Chinameca, de 20 MW y otro en San Vicente de 10 MW.