La agencia explicó que no modificó la nota de la deuda salvadoreña en 'B', con perspectiva estable, porque “consideramos que la recompra de la deuda es oportunista y similar a una operación de gestión de responsabilidad, dado que creemos que el gobierno podría haber cumplido sus compromisos financieros sin esta transacción”.
S&P Global Ratings señala en un comunicado, emitido el jueves, que la perspectiva estable en la calificación refleja la “aún frágil posición fiscal” de El Salvador en sus “reducidas necesidades de financiamiento dada su política de gestión de la deuda muy activa”.
El gobierno salvadoreño lanzó el 4 de octubre una oferta para recomprar los bonos con vencimientos entre 2027 y 2052, en total son ocho emisiones por $6,200 millones, más un bono de interés macro variable de $1,000 millones.
A través de un comunicado, emitido este viernes, confirmó que los inversionistas ofertaron $1,756 millones, pero aún no detalla cuánto de esa suma finalmente adquirirá.
“Consideramos esta transacción como una operación oportunista de gestión de responsabilidad, en lugar de un intercambio angustiado, a pesar de la calificación 'B-' a largo plazo. En nuestra opinión, El Salvador podría haber cumplido con sus obligaciones de deuda en el futuro previsible sin esta transacción”.
S&P Global Ratings, comunicado emitido el 10 de octubre de 2024
S&P Global Ratings considera que la oferta es un “paso más en el amplio proceso de remodelo de deuda que comenzó en 2022”, cuando lanzó la primera recompra de bonos en medio de una crisis de credibilidad si el gobierno tendría financiamiento para pagar un bono en 2023 sin acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Ese proceso también incluye el canje de la deuda de pensiones en abril de 2023, el reperfilamiento de una parte de la deuda de corto plazo en manos de la banca privada que inició en octubre de 2023 y concluye este mes, así como una tercera recompra de bonos en abril de 2024.
“A pesar del alivio fiscal proveniente de estas medidas, las finanzas públicas del país siguen siendo frágiles, lo que refleja vulnerabilidades estructurales a largo plazo”, añade la agencia.
Para S&P Global Ratings, la calificación de El Salvador incorpora sus debilidades institucionales en “medio de los malos controles y contrapesos”, así como las perspectivas de crecimiento moderado y la baja inversión.
Analizaremos las implicaciones de calificación de cualquier posible recompra o canje futuro de la deuda caso por caso, considerando los términos y condiciones respectivos, así como los términos y condiciones prevalecientes”, añade la agencia, al tiempo que advirtió que podría elevar la nota en los próximos meses si el gobierno es capaz de implementar reformas integrales para reducir el déficit fiscal y las necesidades de financiamiento.
Además, indicó que la deuda pública representa un 77 % del producto interno bruto (PIB), incluyendo los fondos de pensiones.