El presidente de Estados Unidos, Joe Biden reconoció este jueves que los demócratas perdieron el martes la "batalla" electoral frente a unos republicanos liderados por el magnate Donald Trump, a quien le prometió una transición "ordenada" para que pueda asumir el poder sin contratiempos el próximo 20 de enero, una confianza de la que él precisamente no gozó hace cuatro años.
Trump, derrotado en las elecciones de 2020 frente a Biden, se negó a reconocer el triunfo de su rival y alentó un asalto al Capitolio en pleno proceso de ratificación de los resultados. "No puedes querer a tu país solo cuando ganas. No puedes querer a tu vecino solo cuando estás de acuerdo con él", dijo el mandatario saliente desde los jardines de la Casa Blanca.
Ambos ya mantuvieron el miércoles un primer contacto telefónico y Biden quiso dejar claro en un discurso a la nación que cederá el mando sin críticas a su sucesor, porque "es lo que el pueblo estadounidense se merece". Espera incluso que los comicios sirvan para "poner fin a las dudas sobre la integridad del sistema electoral", alentadas por el propio Trump. El sistema, en palabras de Biden, "es honesto, justo y transparente".
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El presidente alabó la figura de su vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris, en un momento que describió como de "derrota" pero que no cabe más que "aceptar". En este sentido, ha querido reivindicar "orgulloso" el trabajo de la Administración durante estos últimos años, una etapa "difícil" que ha descrito como "histórica".
Asimismo, aseguró que "quedan 74 días para terminar el mandato" y que "cada día cuenta", en un aparente último alegato político antes de que los republicanos se hagan con el control de la Casa Blanca y, previsiblemente, de las dos cámaras que conforman el Congreso, ya tienen asegurada la mayoría en el Senado.
"Los golpes son inevitables, pero rendirse es imperdonable", advirtió Biden, que citó a su padre para señalar que lo que realmente define a una persona es "lo rápido que se levanta" frente a las adversidades. "Una derrota no significa que estemos derrotados", afirmó el actual inquilino de la Casa Blanca.