El excomandante de la revolución sandinista y asesor presidencial en asuntos económicos, Bayardo Arce Castaño, fue detenido este jueves en Managua por supuestas transacciones irregulares con bienes del Estado, según reportaron medios locales.
El arresto fue ejecutado por agentes de la Dirección de Operaciones Especiales de la Policía, quienes irrumpieron en su residencia al sur de la capital nicaragüense. La Procuraduría General de la República (PGR) lo investiga por "transacciones y/o negociaciones" que, según las autoridades, no cumplen con el marco legal vigente.
Arce, de 76 años, fue uno de los nueve comandantes históricos del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)que lideraron el derrocamiento de la dictadura de Anastasio Somoza en 1979. Desde 2007 fungía como asesor económico del dictador Daniel Ortega, siendo el último de los comandantes aún alineado con el régimen.
La Procuraduría acusó a Arce de desacato, luego de que este se negara a presentarse a una citación para rendir cuentas sobre las propiedades que aparecen a su nombre. Las autoridades alegan que Ricardo Bonilla, asistente del excomandante, realizaba operaciones patrimoniales cuestionables y también fue enviado a prisión tras no acatar la orden de comparecencia.
Cuando fue convocado, Arce se habría limitado a decir que “todo le pertenecía” y que no debía explicaciones a la PGR, lo que, según la entidad, constituye una falta grave conforme a la ley.
Pérdida de poder y antecedentes entre excomandantes
Según la prensa local, Arce ya había sido despojado de su seguridad personal desde el fin de semana pasado, un indicio del distanciamiento con el círculo presidencial.Con su arresto, se convierte en el tercer excomandante del FSLN detenido o investigado por el régimen sandinista, sumándose a Humberto Ortega (fallecido bajo arresto domiciliario en 2024) y Henry Ruiz.
Arce, quien también fue jefe de campaña de Ortega en las elecciones de 1990, habría sido marginado en el contexto de una presunta “sucesión dinástica” en Nicaragua, impulsada por la vicepresidenta y esposa de Ortega, Rosario Murillo, para facilitar el ascenso político de uno de sus hijos, según el analista exiliado Óscar René Vargas.