El miedo se ha convertido en compañero de jornada para cientos de trabajadores agrícolas indocumentados en California, quienes enfrentan redadas migratorias en pleno corazón agrícola de Estados Unidos. Uno de los casos más alarmantes fue el fallecimiento de un mexicano tras intentar huir de un operativo reciente en el condado de Ventura.
Alejandra, una jornalera mexicana de 39 años originaria de Michoacán, comienza su día antes del amanecer para llevar a su hijo a la guardería y recorrer más de una hora hasta el campo donde labora bajo temperaturas extremas. “La verdad, si no tuviera a mi hijo, ya me habría auto deportado, pero él pertenece aquí”, afirma con angustia.
Su historia refleja el drama de miles de trabajadores que, tras huir de la violencia en sus países de origen, hoy se enfrentan al riesgo de deportación en medio de la faena agrícola. “El campo me ayudó a no caer en depresión. Aunque el trabajo es duro, me aferré porque era mi única salida”, relata.
Alejandra cuenta que, en ciertas labores como la recolección de zanahoria, pasa hasta nueve horas de rodillas. En otras ocasiones, las jornadas se tornan inhumanas, como aquella en que una compañera fue atropellada por un camión en plena faena. “La dejaron tirada y nos hicieron seguir trabajando al lado de su cuerpo”, recuerda.

Fuga de mano de obra
Javier, mayordomo en una granja de verduras en Tehachapi, condado de Kern, confirma que los efectos de las redadas ya son evidentes: “Ha sido una temporada muy difícil para cosechar”, comenta, mientras confiesa que tampoco cuenta con documentos migratorios.“Muchos temen salir, y lo entiendo. Yo también tengo miedo todos los días”, añade.
Según estimaciones, al menos un millón de personas trabajan en el campo en Estados Unidos, y el 40 % de ellas carece de estatus migratorio legal. Las constantes redadas federales están provocando ausentismo laboral, lo que comienza a afectar el rendimiento del sector agrícola, uno de los pilares económicos de California.
Una salida legal para los jornaleros
La presidenta de la Unión de Campesinos (UFW), Teresa Romero, promueve una iniciativa de ley conocida como “la tarjeta azul”, que busca otorgar una vía hacia la legalización a los trabajadores del campo que tengan años de experiencia demostrada. Rechaza los argumentos que afirman que los campesinos dejarían la agricultura si fueran regularizados.“Cerca del 75 % de los jornaleros son de origen latino, y este país depende de ellos para alimentar a su población”, sostuvo Romero, citando cifras de la Agenda Nacional de Liderazgo Hispano.
Mientras tanto, para personas como Alejandra y Javier, el temor a ser arrestados ya no es algo ocasional, sino parte de su jornada. En el campo de California, el sudor, el sol y el miedo cosechan juntos.