"Una guerrera, un soldado, siempre luchando por sus objetivos", así describía esta lunes entre lu00e1grimas la madre de la cadete América Yamilet Su00e1nchez Hernu00e1ndez, fallecida en el accidente del Buque Escuela “Cuauhtémoc” en el puente de Brooklyn en Nueva York este su00e1bado.



“Agradezco mucho, mucha gente la conoció y mucha gente sabe lo que era mi hija: una guerrera, un soldado, siempre luchando por sus objetivos”, indicó su madre María del Rocío Hernu00e1ndez Ayala en declaraciones a medios.

Familiares y amigos de la estudiante de la carrera del cuerpo general de ingeniería, cuentan las horas para recibir los restos de la joven de 21 años originaria de la ciudad de Xalapa, cerca del puerto de Veracruz, sede de la Heroica Escuela Naval Militar.



Un altar en su honor en el fondo de la vivienda de una colonia populosa de la ciudad, donde se presumen con orgullo las docenas de medallas obtenidas en su corta carrera deportiva en natación y atletismo.

Rodeada de familiares, amigos y docenas de flores de mil colores, la madre evoca cuando su hija “quedó muy emocionada”, hace tres años, de haber logrado ingresar a la Heroica Escuela Naval Militar.

“Su misión era ser ingeniera naval (...) Quiso realizar allu00e1 (sus estudios) y cuando ella quedó, quedó muy emocionada de estar allu00e1 y se fue y lo estaba logrando”, rememora con tristeza, al recordar los tres años que llevaba de estudios y el año que le quedaba por concluirlos.

Yamilet Su00e1nchez efectuaba sus pru00e1cticas de servicio y para ello se había embarcado en el Buque Escuela “Cuauhtémoc” de la Secretaría de Marina-Armada de México donde los cadetes participan en un crucero de instrucción.

“Iba a andar en diversos puertos de Europa pero desgraciadamente ya no cumplió sus objetivos. Era una excelente niña, una estudiante dedicada, no tenía vicios, era muy humilde, de corazón abierto”, explicó María del Rocío.

El su00e1bado, horas antes del accidente, tuvo una videoconferencia con su hija, quien emocionada le contó sus paseos por la ciudad de Nueva York y su felicidad porque su próximo puerto sería en Islandia.

“Estaba emocionada, contenta, muchas cosas dentro del buque y que cuando salen de franco conoció varias partes de Nueva York”, explica y recuerda con nostalgia que su hija regresaría a mediados de noviembre.