Alain Delon, el galán del cine francés que falleció a los 88 años, deja un legado que va más allá de la gran pantalla pues se hizo conocido no solo por su talento y el sex appeal de sus años mozos, sino también por su amor a los perros.
El actor no solo compartió su vida con sus parejas e hijos, sino también con una fiel manada de perros que, para él, representaban el amor más puro y verdadero que había experimentado: "Ellos son los únicos que me han amado incondicionalmente", solía decir.
Lee también: "Directora invita a ver su documental sobre Nayib Bukele en plataforma de paga".
Desde su juventud, los perros fueron su refugio. A lo largo de su vida, coleccionó de distintas razas y personalidades; eran su verdadera familia, y cada despedida por la muerte de alguno de sus perros era un duelo en su vida. Los enterraba en un cementerio privado en su propiedad, un santuario dedicado a estos compañeros que, a su juicio, le habían dado más amor que cualquier ser humano.
A medida que envejecía, ese vínculo se profundizó aún más. En 2019 tras un derrame cerebral y una larga lucha contra el cáncer tuvo que alejarse de los reflectores, pero encontró consuelo en sus canes, especialmente en su última etapa de vida, cuando sentía que el mundo del cine y las relaciones humanas se desvanecían en su memoria.
Loubo, uno de sus perros más cercanos en sus últimos años, estuvo con él hasta el final. Los hijos de Delon, en el comunicado tras su fallecimiento, mencionaron a Loubo como parte de la familia. En su testamento, pidió descansar junto a sus queridos animales.
El veterano murió en su hogar de Douchy, Francia, rodeado de sus seres queridos, tal como lo había querido. Su funeral será un evento privado, según lo solicitado por su familia. "Nos dejó en paz, en su hogar, rodeado de aquellos a los que amaba. Respetamos su deseo de una despedida tranquila, alejada del bullicio", comunicaron sus hijos.