Cerca de 1,8 millones de personas padecen diabetes en El Salvador, estimó este jueves el endocrinólogo e internista Norman Flores durante una conferencia ante la Asociación Salvadoreña de Diabetes (ASADI) en el marco del “Día Mundial de la Diabetes” y bajo el lema: “Bienestar físico, social y emocional”.
La ASADI presentó el jueves un análisis sobre la situación de la diabetes en El Salvador, Además de los 1.8 millones de personas que padecen diabetes, en 2019, unas 107,800 personas se encontraban en estado de prediabetes, una condición que indica desequilibrios en los niveles de glucosa
“A nivel mundial, en 2019 se contabilizaban 425 millones de personas con diabetes, y se espera que esa cifra aumente a 500 millones en los próximos 20 años, lo cual es alarmante”, señaló Flores, quien también citó estadísticas de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que revelan que hasta un 29 % de los pacientes con diabetes presentan una actitud negativa hacia su condición.
Ante esta situación, Flores subrayó la importancia de una educación integral en diabetes que incluya tanto a pacientes como a médicos, con el objetivo de mejorar la calidad de los tratamientos.
“Las cifras crecen cada año, en los últimos 30 años hemos visto un aumento exponencial de la enfermedad, lo que indica una urgente necesidad de educación sobre el tema”, enfatizó.
Por su parte, Ricardo Domínguez, especialista en educación diabetológica, advirtió sobre el mayor riesgo de desarrollar diabetes en América Latina, debido al alto consumo de azúcares, harinas y grasas. En este contexto, destacó el trabajo de ASADI, que ofrece educación a la población a través de grupos de apoyo, talleres para personas con diabetes y sus familias, así como asesoría y consultas.
Reina Margarita Rojas, de 54 años, padece diabetes tipo 2 y es paciente de ASADI desde hace 10 años. “Para mí, la diabetes no es una enfermedad; es un padecimiento que se puede controlar con esfuerzo y cuidado personal. Si yo me quiero, yo me cuido”, expresó Rojas.
Asimismo, destacó la importancia de enfrentar sin temor un diagnóstico positivo. “No hay que tener miedo; hay que tener el valor de chequearse. La prevención es clave para evitar lamentaciones futuras”, aconsejó.
María Luisa Mata, otra paciente con diabetes tipo 2, relató que fue diagnosticada en 2014, tras experimentar mareos fuertes que alertaron sobre niveles elevados de azúcar en la sangre. "Me siento orgullosa de cómo he llevado el proceso. Me siento bien; aquí, en ASADI, he aprendido a controlar mi alimentación", afirmó.
"Hay que ser fuertes. La enfermedad no debe tomarse como un sufrimiento, sino como algo que se vive día a día. Es cuestión de costumbre y de buenos hábitos", concluyó Mata.