En El Salvador, no existe una certificación oficial para intérpretes de lengua de señas, lo que afecta la inclusión de personas con discapacidad auditiva y limita la disponibilidad de intérpretes en instituciones clave. Esta carencia deja a muchos sin el apoyo necesario para acceder a servicios esenciales, educación y oportunidades laborales.
Vásquez ha sido testigo de estas barreras desde su infancia. Su hermano mayor perdió la audición debido a un error médico cuando tenía poco más de un año de vida, lo que motivó a Ronald a aprender lengua de señas para poder comunicarse con él.
"Yo aprendí la lengua de señas inconscientemente. Nadie me dijo 'mirá, tenés que aprender'. Simplemente me llevaron al ISRI y empecé a aprender", comenta Ronald.
A lo largo de los años, Ronald ha perfeccionado sus habilidades y ha trabajado como intérprete en diversas situaciones como en la Universidad de El Salvador, desempeñó un papel importante ayudando a estudiantes sordos, en una de las pocas instituciones públicas que ofrece este servicio gratuito.
En contraste, los estudiantes sordos de universidades privadas suelen tener que pagar de su propio bolsillo los costos de los intérpretes, una carga que limita aún más el acceso a la educación inclusiva.
La satisfacción de ayudar
Una de las experiencias que más impactaron a Ronald ocurrió en una feria de empleo para personas con discapacidad que realizó el Ministerio de Trabajo. "Había alrededor de 25 sordos y no había ni un intérprete", recuerda Ronald.Sin dudarlo, se ofreció como intérprete, ayudando a muchos a comprender las oportunidades disponibles. "Me llenó de satisfacción porque les ayudé", comenta Ronald.
Actualmente, la falta de una certificación oficial sigue siendo un desafío importante en El Salvador. Ronald y otros intérpretes se enfrentan a la incertidumbre sobre el reconocimiento formal de sus competencias.
La Asociación Nacional de Intérpretes de Lengua de Señas Salvadoreñas está trabajando para establecer un proceso de certificación que garantice que los intérpretes estén debidamente capacitados y se ofrezcan servicios de calidad.
Un futuro inclusivo
Ronald espera que, en el futuro, haya intérpretes en todas las instituciones del país y que la certificación sea una realidad. "Es muy necesario que exista un intérprete en las instituciones para que estas sean más inclusivas", afirma con determinación.Para Ronald, ser intérprete ha sido una forma de acercarse a su hermano y una oportunidad para crear un mundo más inclusivo.
"Cada gesto y palabra en lengua de señas es una oportunidad de generar igualdad de oportunidades", reflexiona, soñando con un futuro donde la inclusión sea accesible para todos.