El término Control Social se le adjudica desde la criminología al sociólogo norteamericano Edward Ross, quien utilizó este concepto como categoría enfocada a los problemas del orden y como se organiza una sociedad determinada. Pero es Roberto Bergalli a quien se le atribuye que utilizó el concepto sociología del control penal enfocado a Latinoamérica. El control social ha sido necesario desde prácticamente el origen de la humanidad, cuando surgen los desajustes entre el hombre y la sociedad.
El control social se puede definir como el conjunto de instituciones, estrategias, sanciones sociales que pretenden garantizar el sometimiento del individuo a las normas sociales, es un medio por el cual se hace que las personas desempeñen sus roles como se espera. Toda sociedad de una u otra manera induce a sus miembros a comportarse acorde con las normas, valores y pautas culturales predominantes. Todo con el propósito de mantener un orden en la sociedad mediante la restricción de conductas desviadas. El control social formal proviene de las Instituciones del Estado, por medio de la Constitución, leyes, decretos, código penal, código civil, ordenanzas, normas entre otras. La presión proviene de las Instituciones del Estado, quien ejerce control sobre las personas, siendo el más significado el control penal, el poder coercitivo.
En El Salvador existía una ley de policía vigente desde 1904 que fue derogada, y que la clase política y los grupos de poder de aquel momento influenciados por organismos y corrientes de pensamiento internacionales dejaron sin ley el territorio, nacía una Policía Nacional Civil (PNC) que enfrentaría desafíos como que los mismos que derogaban leyes no favorecían las condiciones mínimas para iniciar con la denominada “hija predilecta de los acuerdos de paz” menos mal que era la joya de los acuerdos, una falsedad total.
La PNC enfrentó carencias, presupuestos paupérrimos, lo peor en material y equipo para nuestros policías, pero además en medio de las deficiencias y falta de apoyo de los gobiernos y grupos de poder de todo tipo, tenían que enfrentar a la delincuencia organizada, bandas delictivas y criminales, y el surgimiento de las pandillas criminales. Duele decirlo, y reconocerlo, pero llegó a valer más un tatuaje en las comunidades que la placa de un policía, el control social lo tenían las pandillas criminales, eran el poder real en las comunidades y barrios donde controlaban y operaban en total impunidad.
Esa lamentable y terrible historia llego a su final con el trabajo especializado y altamente profesional de nuestra POLICIA NACIONAL CIVIL, el respeto y aprecio de la población ha sido ganado por desmontar la operatividad criminal de las pandillas, ahora la presencia de nuestros policías transmite seguridad a los ciudadanos, confianza, y hay una policía cercana, próxima que además tiene pasión por el servicio a la población.
Ingresamos a una nueva etapa donde los ciudadanos debemos de entender que debemos respetar la ley, dejar a un lado las conductas machistas, actos de expresiones de violencia de cualquier tipo, intolerancia, atrás quedaron las épocas de anarquía y anomia. Por la razón o por la fuerza del poder coercitivo de un Estado que pone al centro a los ciudadanos que quieren vivir en paz y en armonía, para los violentos, agresivos, y que no quieren atender el control social informal, ahora tenemos POLICIA.