Las pasiones humanas constituyen expresiones incontenibles e inexplicables que conforman la exteriorización de la psiquis humana. Los griegos son fascinantes, sus tragedias memorables no han sido superadas ni siquiera por la Inteligencia Artificial. Homero se nos presenta como un híbrido literario y humano entre Gabriel García Marquez y William Shakespeare; al igual que Estopa con sus Fábulas y Sófocles con su Edipo y su complejo.
¿Y qué decir de la Biblia cristiana o la Torá judía? Desde el primer párrafo donde aparece la figura del hombre y la mujer nos encontramos frente a un trauma humano: su creación y su expulsión del Paraíso, en medio de una confrontación entre el dolor y el sometimiento. Y de allí en adelante se dan todas las pasiones humanas conocidas, incluyendo las explicadas por talentos como el de Sigmund Freud, quien le metió el diente a un tema tan tabú en su epóca, como el sexo.
Por su parte, Emilio Mira y López, psicólogo y psiquiatra español fallecido en Brasil en 1964, escribió un libro sobre las pasiones que mueven al ser humano, titulado Cuatro Gigantes del Alma. Esos cuatro gigantes pasionales que motivan la conducta de lo humano, cuales son, según el laureado autor: el miedo, la ira, el amor y el deber; de ellos se derivan todas las posturas o acciones negativas o positivas donde nos movemos los seres humanos.
Esta extraña introducción viene al caso porque llamó la atención algunas reacciones que leídas de dentro y fuera de Venezuela, ante el conocimiento que Edmundo González Urrutia, el candidato de la oposición democrática venezolana, bajo el impulso e hidalguía heroica de Maria Corina Machado, que ganó de una manera clara e indiscutible, en una proporción de 3 a 1, la presidencia de la República a su oponente, el ignaro tirano Nicolás Maduro, se encontraba refugiado en la Embajada de España en Venezuela y en proceso de ser traslado a Madrid en una aeronave del gobierno español.
Noticia que sorprendió a la comunidad internacional porque se ignoraba su paradero, desde el pasado 29 de julio, y recientemente el Fiscal General había ordenado su detención bajo la acusación de una decena de delitos inexistentes, y ya sabemos lo que significa eso en Venezuela. En particular ahora cuando el régimen ha decidido actuar como gobierno de facto, sin importarle la reacción de la Comunidad Internacional.
“El efecto Ortega”, lo calificaría así. Esto es, Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, optaron por convertirse en un gobierno de hecho sin reserva moral, política o jurídica, porque sabían que la comunidad internacional no haría nada al respecto, como en efecto sucedió.
De modo que con esa referencia, el cartel delincuencial instalado en Miraflores y Fuerte Tiuna, simplemente optó por desconocer el triunfo electoral de Edmundo González del pasado 28 de julio, e hizo lo mismo que Ortega, “le dio una patada a la mesa”: reprimió, asesinó, desapareció, violó, intimidó, y declararon a Maduro Presidente electo, pero no mostraron las actas.
Con estos antecedentes ¿Cómo no iba a refugiarse y luego salir del país Edmundo González, si ya le había dictado un acto de proceder? Refugiado en la embajada estaba neutralizado; allí podía pernoctar meses, años si la tiranía le negase el salvoconducto. No podría emitir opinión; ir al odontólogo o a una clínica por cualquier motivo puntual de salud, por rjrmplo. Simplemente estaría anulado.
Fuera, en España, podría junto a la inmensa cantidad de refugiados en ese país, mantener la presencia y la denuncia constante de un régimen situado fuera del orden legal internacional. Un régimen que alberga a las más peligrosas organizaciones antidemocráticas existentes; las misma que atentaron contra las Torres gemelas de Nueva York, la estación de Atocha del Metro de Madrid, e invadieron un siete de Octubre a Israel.
He leído y oído, con la misma ligereza que afirman que Kamala Harris es comunistas, que el gobierno de España es cómplice de Maduro y debería declarar a González Presidente electo. No me gusta Sánchez, pero es el político perfecto como dice don Arturo Pérez Reverte; pero hay que asumir que España es una democracia, en forma y en el fondo, miembro de la Unión Europea, que fija una política exterior común. Y lo único real que deja fuera del juego civilizado a Maduro, es que se negaron a presentar las actas de los escrutinios, que se saltaron las leyes electorales, y que un melifluo personaje, quizá por ello se apellida Amoroso, a media noche se apareció con un acta redactada en una servilleta, donde reconocía a Maduro ganador de la contienda electoral, sin mostrar las actas.
Sanchez no ha reconocido a Maduro como Presidente electo, tampoco a Gonzalez, solicita la presentación de las actas electorales, como lo hace la Unión Europea, y como no se las presentan pueden algún momento se deberá asumir que que Maduro pasó a ser un presidente de facto, mediante un Golpe de Estado, tal como ejerce su mando Daniel Ortega en NIcaragua.
Ahora, con Edmundo Gonzalez en España, Madrid pasó a ser la Capital de la diáspora venezolana.