El engaño y la mentira están presentes prácticamente desde el origen de la humanidad, y han sido utilizados entre otros para sobrevivir frente a situaciones complejas y de alto riesgo. En cada siglo las personas que lo han efectuado se adaptan a diferentes condiciones, escenarios y sociedades. Debido a su alto impacto han logrado llamar la atención de muchas disciplinas científicas como la psicología forense, la psiquiatría forense, la sociología, antropología, derecho penal, entre otras.
El delito de estafa ha sido principalmente estudiado e investigado desde la criminología, las ciencias jurídicas y penales, y la psicología jurídica forense. Se enfocan en el comportamiento. Pero en El Salvador ha llegado el momento de ampliar el panorama y desarrollar otros modelos de estudio al delito de la estafa, y quienes son las personas que se están dedicando al mismo, y que características encuentran en sus víctimas ya que tienen un alto impacto en las estadísticas en los últimos meses. Y con una tendencia a modificar modalidades. Por ello me parece vital incorporar el componente económico comportamental con una perspectiva novedosa de su impacto en nuestra sociedad.
Los estafadores han logrado avanzar y desarrollar sus habilidades delictivas y criminales valiéndose del desarrollo de las tecnologías, las redes sociales, las plataformas en línea, sistemas de transferencia de dinero con pocos controles y con la ventaja competitiva de poder presentarse en muchos casos con perfiles falsos y diversos. La estafa forma parte de los delitos de naturaleza patrimonial, aunque puede llegar a constituir algún tipo de delincuencia económica y la criminalidad organizada que no se descarta. La estafa se pone en funcionamiento cuando el estafador de carácter activo diseña o prepara con toda la intención una estrategia con una situación, estructura o producto, o similar, para que el victimario, la encuentre lo suficientemente atractiva, beneficiosa y segura la propuesta para asumir el riesgo de entregar parte de sus recursos económicos.
Con independencia del monto de la afectación económica en las víctimas se encuentran características como estrés, ira, vergüenza, malestar; en algunos casos se presenta conductas autolesivas. Dentro de las características que propician que las personas se conviertan en víctimas de estafadores se encuentran la impulsividad, el neuroticismo, bajo locus de control, baja reflexión cognitiva, la búsqueda de nuevas sensaciones y la falta de habilidades para el manejo de la presión del tiempo. Es necesario que se establezca la relación entre ellos, así como permita una mejor comprensión de las características psicológicas de las víctimas del delito de estafa.
En cuanto a los sujetos estafadores no ha sido posible establecer elementos que contribuyan a la caracterización personológica, que no estén relacionados con el uso del anonimato, la creación de perfiles e identidades falsos.
Por lo anterior y con los excelentes resultados de la FGR y PNC en el combate al delito de estafa desmantelando estructuras y grupos que han golpeado a la sociedad salvadoreña es importante desarrollar las investigaciones criminológicas de las personas que se encuentran en los centros penales y de las víctimas de dichos procesos para determinar con mayor precisión los perfiles de las víctimas y los victimarios todo con función y énfasis en la prevención y de formación especializada de policías y fiscales, ya que los estafadores no descansan y siempre están innovando en modalidades pero su comportamiento por medio del engaño, el timo, la astucia que se convierten en su arte, pero también para estudiar los altos costos y afectaciones en lo económico y la connotación social en casos complejos.
*Por Ricardo Sosa, Doctor y máster en Criminología
@jricardososa