La mañana del domingo pasado, en la carretera hacia El Cerro Verde, en Sonsonate, en un retén policial me hicieron señal de alto y una agente de tránsito, muy respetuosa, me pidió los documentos y tras verificar que todo estaba en orden me dejó continuar mi recorrido. Mientras revisaba la cajuela, pasó a velocidad lenta una motocicleta conducida por un sujeto que llevaba casco protector, pero que llevaba como pasajera a una mujer y en medio de ellos a un niño de unos cinco años. Ninguno de los dos pasajeros llevaba casco protector. Le pregunté a un agente porque no le hizo parada y me respondió que ese día “la prioridad eran los automóviles”.
Ese mismo domingo, eso de las 9:00 de la noche, en el kilómetro 93 de la carretera Litoral, en la jurisdicción de Metalío, Acajutla, murió Lorenzo Ernesto González Mejía, de 33 años de edad, cuando su motocicleta se estrelló contra una rastra. Al parece, debido al exceso de velocidad perdió el control, se salió de su carril y colisionó contra la rastra conducida en su carril correcto. Juan Ernesto García acompañaba a González en calidad de pasajero y resultó con lesiones graves, siendo trasladado de emergencia al hospital nacional Jorge Mazzini de Sonsonate.
Cerca de donde falleció González, la semana pasada perdió la vida el motociclista Edwin Adolfo Barrientos, quien conducía a excesiva velocidad y se salió de la carretera estrellándose con un poste. El joven de 22 años de edad, no tenía licencia de conducir y tampoco usaba caso protector.
González y Barrientos eran dos valiosos salvadoreños con sus respectivas familias. Sus muertes llenaron de luto y dolor a sus comunidades y sus seres queridos. Sin embargo, para las estadísticas, solo son dos personas muertas en accidentes viales en El Salvador. Parte de los 1,039 muertos que suman desde el 1 de enero hasta el 21 de octubre, según los registros oficiales del Observatorio Nacional de Seguridad Vial.
De acuerdo con el referido Observatorio, en 2024, hasta el lunes pasado, se registraban 16,013 accidentes viales que habían dejado 9,349 lesionados y 1,039 muertos, de los cuales el 39 por ciento eran motociclista. De todos los vehículos la motocicleta es la más expuesta a los accidentes y por ende son los motociclistas los más vulnerables a sufrir graves lesiones o morir.
Es cierto que, debido a la gravedad del congestionamiento vial y a que cada vez hay menos espacio para estacionarse, las motocicletas son el medio ideal para ganar tiempo, espacio y gastar menos en combustible, pero hay que conducirlas con pericia y responsabilidad y especialmente respetando la Ley de Tránsito.
Las autoridades de Tránsito recomiendan a los motociclistas usar cascos debidamente certificados, usar arnés o ropa con reflectividad, manejar siempre a la defensiva y evitar maniobras innecesarias o exhibicionistas y, no sobrepasar en medio de vehículos (no hacer tercer carril). Además, tienen prohibido por ley ir hasta tres o más personas por unidad y conducir sin licencia o sin luces.
En las carreteras de todo el país puede verse como muchos no usan cascos o si usan no son los adecuados o autorizados. Otros manejan sobrepasando por donde se les antoja, desconociendo que los conductores de vehículos tienen punto ciego, el cual es más amplio para los conductores de autobuses, camiones pesados. En cuanto a no sobrepasar entre dos vehículos o hacer un tercer carril, es lo más común; los motociclistas se pasan llevando espejos de automotores y en plenos congestionamientos se atraviesan por donde quieren, se suben a las aceras y hacen el tercer carril aunque el espacio sea reducido. En las horas de más pico vial hacen su antojo exponiéndose ellos y sus acompañantes. En cuanto a los arneses son pocos los que los utilizan y respecto a la ropa reflexiva, tampoco la usan.
Las mismas autoridades de Transito reconocen que cerca del 50 por ciento de conductores de motocicletas no tienen licencia de conducir y que no siquiera tienen matrícula del vehículo. No tener licencia es indicio de que la persona no tiene la pericia necesaria o que es un ciudadano irresponsable.
Personalmente pienso que las autoridades actúan con demasiada benevolencia y hasta con alcachuetería hacia los motociclistas irresponsables. Deben, a toda hora y en todo lugar, establecer controles de verificación de motociclistas y sancionar a los irrespomsables. Poseer licencia de conducir debe ser obligatorio, de lo contrario debe decomisárseles la motocicleta. Se debe sancionar con severidad a los que conducen de manera intrépida (sin casco, sin ropa reflectiva, sin arneses, con más de dos personas por unidad y un largo etcétera). Igual debe sancionarse a los conductores de vehículos que abusivamente irrespetan a los motociclistas.
Los jóvenes González y Barrientos solo fueron parte de las frías estadísticas mortales y las autoridades deben velar por reducir la cantidad de muertos y heridos por accidentes de motocicletas. Obligarlos a cumplir las leyes de Tránsito es una forma de hacer conciencia. De ayudarles.