La semana pasada, nuestra Nación y la Policía Nacional Civil (PNC) atravesaron uno de sus más lamentables sucesos, reportándose el 8 de septiembre en horas de la noche un siniestro aéreo en distrito de Pasaquina, La Unión, en el oriente del país, que dejó nueve fallecidos, ocho de los cuales trabajaban al servicio de la estrategia del Plan Control Territorial y todo el esfuerzo de pacificación del país.
En dicho accidente aéreo ofrendaron sus vidas en el cumplimiento del deber y uniformados, el señor comisionado general Mauricio Antonio Arriaza Chicas director general de la corporación policial desde el uno de junio del 2019, el señor comisionado Douglas Omar García Funes subdirector de áreas especializadas operativas, el señor comisionado Rómulo Pompilio Romero Torres subdirector de investigaciones y el señor cabo Abel Antonio Arévalo miembro destacado de la Unidad Táctica Especializada Policial, todos parte de nuestra gran familia policial en El Salvador.
Se desarrollaron actos conmemorativos, homenajes póstumos, reconocimientos sobre su trayectoria y sus aportes al país y a la PNC, donde se conocieron detalles e historias de una vida de servicio, fue impresionante el número de testimonios de muchos que trabajaron con ellos, vinculados en el servicio policial, de amigos y compañeros policiales y de sus hermanos de la Fuerza Armada, y se sumaron muestras de solidad y apoyo de cuerpos policiales de varios países del mundo, de escuelas policiales y militares internacionales, carabineros de Chile, entre otras. Se les brindó un homenaje como lo merecían y como nunca lo pudieron imaginar.
La PNC se creó para proteger y garantizar el libre ejercicio de los derechos y las libertades de las personas; prevenir y combatir delitos; mantener la paz interna, la tranquilidad, el orden y la seguridad pública, tanto en la ciudad como en el campo, con estricto apego a los derechos humanos.
Entre algunas de sus principales funciones se encuentran: Garantizar el cumplimiento de las leyes, reglamentos y ordenanzas; Proteger y garantizar el libre ejercicio de los derechos y las libertades de los ciudadanos en todo el territorio nacional; Mantener la paz interna, la tranquilidad, el orden y la seguridad pública; Prevenir y combatir toda clase de delitos; Ejecutar las capturas en los casos previstos por la ley; y actualmente ejercen una labor primordial en el combate, desmantelamiento, desarticulación de las pandillas criminales y estructuras del crimen organizado.
Con mucho respeto y aprecio, al final de esta primera semana de su partida, me dirijo a la familia policial del país, al personal operativo y administrativo, para seguir con la misión constitucional de la PNC. El trabajo debe de continuar, y así ha sido durante la semana que ha cerrado, no es que no duela la partida, no es que no se sienta la ausencia, somos humanos, y nuestra alma es normal que traiga recuerdos, sentimientos, emociones, pensamientos, y otras sensaciones; debemos recordarlos, honrar su memoria, y apreciar su trabajo, ejemplo, y modelaje de una vida de servicio y pasión por ser policías.
Policia Nacional Civil de El Salvador, levantad el ánimo y continuar a la meta y grandes objetivos nacionales por llevar la paz, seguridad, tranquilidad, justicia y esperanza a la población salvadoreña. Son cinco años, tres meses y quince días de un proceso de transformación en la corporación policial que se han iniciado, establecido, que ha dado frutos, que no se detendrá, y que debe de continuar para una mayor gloria.
Debemos trascender a un servicio de mayor excelencia policial, donde se pueda sostener que la Policía Nacional Civil de El Salvador sigue lista para servir y proteger a la población en todo tiempo. Dios les bendiga, les guarde, les siga prosperando a cada talento humano policial operativo y administrativo y a sus respectivas familias. Seguimos a la meta, al blanco con la gracia y el favor de Dios.