El dengue es una enfermedad mortal que con conciencia y acciones sanitarias podemos prevenir en nuestro hogares y en nuestras comunidades. Según los datos oficiales del Ministerio de Salud Pública, en lo que va del año y desde junio pasado, siete menores de 12 años de edad han muerto en el país por el dengue.
De acuerdo con Google, el paciente con dengue puede presentar: dolor abdominal intenso y continuo, vómito persistente, acumulación de líquidos, sangrado de mucosas, alteración del estado de conciencia, hepatomegalia (engrandecimiento de hígado a niveles anormales) y aumento progresivo del hematocrito (incremento de glóbulos rojos producto de la deshidratación u otro malestar generado por la enfermedad).
El virus del dengue se transmite a los seres humanos por la picadura de mosquitos hembra infectadas, principalmente del mosquito Aedes aegypti conocido como zancudo. Este animal tan perturbador se cría en lugares húmedos y sombríos, en recipientes con agua acumulada como floreros, pilas, macetas, cisternas, botellas, plantas, bidones, llantas viejas, charcos y en cualquier objeto que acumule agua incluso en el techo y en los mismos baños domésticos.Entonces, si cualquier sitio es bueno para la crianza del agente transmisor, los ciudadanos tenemos la responsabilidad de evitar que esos criaderos proliferen o mejor dicho evitar que existan en nuestro entorno u hogares (destruirlos si ya existen, de lo contrario estamos expuestos a enfermarnos de esa dolorosa enfermedad.Para enfrentar los criaderos de zancudos además de las acciones sanitaria domésticas existe el abate, el larvicida que no es dañino a la salud pública y que destruye la larva del Aedes aegypti, así como la fumigación que acaba con las larvas.
La abatización y fumigación debe ser constante, ya que el mosquito vuelve a los sitios de acumulación húmeda y el huevecillo larvario tarda siete días en transformarse en zancudo y comenzar su labor transmisora picando a las personas.Personal de la Fuerza Armada y de otras instituciones estatales se han dado a la tarea de recorrer las comunidades del país para fumigar y abatizar, incluso regalar bolsitas con abate. Toda vez que anden plenamente identificados hay que dejarlo entrar a nuestras comunidades y residencias para que ellos hagan su trabajo sanitario y poner de nuestra parte destruyendo todo posible criadero de zancudos.
También existen empresas privadas que realizan labores de fumigación. Si en nuestras comunidades no han fumigado ni abatizado tenemos todo el derecho de reclamar y exigir al Ministerio de Salud y a las alcaldías, pues si no les corresponde a ellas o no cuentan con los recursos, al menos pueden mínimamente hacer la gestión ante la institución correspondiente.No contribuir con las acciones preventivas es una omisión y desidia por lo que podemos pagar caras consecuencias. Sarita, mi sobrina de 10 años, estuvo a punto de morir por el dengue. Estuvo hospitalizada más de una semana, los dolores de estómago no le disminuían y transpiraba sangre. Gracias a Dios y a los médicos se recuperó. Mientras estuvo ingresada la familia destruyó todo posible criadero y los vecinos se mostraron solidarios fumigando y haciendo sus propias abatizaciones y destrucciones de criaderos.
De nada sirve que una familia realice labores de prevención en su inmueble si el vecino no hace nada. Se requiere de solidaridad comunitaria, de empatía y de conciencia. Si hemos podido contra el coronavirus, unidos vamos a poder contra el dengue que es una enfermedad que casi está en nuestras manos ciudadanas evitar su expansión.Seamos solidarios. Un oficial del ejército me contaba que en San Jacinto, San Salvador, los vecinos han sido muy colaboradores con ellos al dejarlos entrar a sus viviendas para fumigar y abatizar, pero hay residenciales donde les han puesto obstáculos y ellos únicamente se dedican a realizar su labores en las calles y entornos y a reportar el incidente.Hasta la fecha, en lo que va del año se reportan oficialmente más de 12 mil casos sospechosos de dengue. Equivalente a un 233% más que los reportados en el mismo período el año pasado.
La incidencia es de 1,138 casos por cada 100 mil habitantes. Las cifras son altas y los datos oficiales indican que se concentran en 30 municipios, siendo ellos los más poblados.Ver a una persona perder la conciencia, retorcerse del dolor, transpirar sangre, convulsionar y estar al borde de la muerte (incluso morir) es muy triste. La pena es mayor cuando se trata de un menor de edad que enferma por la desidia de los adultos. Eso y más sufren los que enferman por el virus del dengue transmitido por un zancudo criado en recipientes o charcos a los cuales no les prestamos atención por descuido o desidia.
Unámonos todos contra el dengue. Nadie está a salvo de enfermarse por el virus, pero podemos evitarlo con medidas y acciones preventivas. Abaticemos, fumiguemos y destruyamos cualquier recipiente que pueda ser caldo de cultivo para los criaderos del zancudo (mosquito Aedes aegypti) transmisores del doloroso dengue.