Todas las personas estamos bajo autoridad, no obstante, unos entienden que no son absolutos y aceptan de forma natural, el hecho que le deben obediencia a los que están jerárquicamente arriba de ellos, como el caso de un jefe con un subalterno, un hijo hacia sus padres, un gobernante entiende que su jefe es el pueblo que lo eligió, por lo tanto le debe respeto y obediencia a sus electores y no al revés, ya que no fue elegido para enseñorearse de los demás, sino para manejar de forma honesta los fondos públicos y rendir cuentas de los gastos, por lo tanto trata de vivir lo mas austero que puede.
Lo mismo ocurre en una iglesia, un pastor no fue llamado por Dios, para enriquecerse de los diezmos y las ofrendas que con amor dan las ovejas para el sostenimiento de la obra, con respecto a ello el Señor Jesucristo dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. (Mateo 20:25-28).
De manera que la grandeza de una persona no consiste en el poder que posee para aplacar al débil o jactarse de ello, sino en su calidad personal de poner a disposición de los más necesitados sus talentos, porque es mejor servir que ser servido, lo cual nos lleva al otro principio, para mandar hay que aprender a obedecer primero, esto significa que hay un orden en las cosas, así como un pastor en una iglesia es buen ejemplo de servicio, Dios lo levanta con autoridad dentro de la congregación, para ministrar sobre los preceptos bíblicos y para guiar a su grey a la salvación.
Tal como lo dice Hebreos 13:7 “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe” cuando un pastor es un buen ejemplo, las ovejas tienden a obedecerle y ha respetarlo, en consecuencia la congregación reconoce que ese pastor le ha sido delegada autoridad por el Señor, ya que una iglesia no se puede manejar como una empresa ni como un partido político, sino como el organismo vivo, que mediante el mandato de la gran comisión (Mateo 29:19), es capaz de atraer nuevas almas para el reino de los cielos.
Por esa razón el Señor Jesucristo se molestó con los sacerdotes judíos, dado que habían convertido la casa de Dios, en un mercado, donde se intercambiaban mercancías, y los sacerdotes se enriquecían producto de las diversas actividades económicas (Lucas 19:45-46) “Y entrando en el templo, comenzó a echar fuera a todos los que vendían y compraban en él. Diciéndoles: Escrito está: Mi casa, casa de oración es; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones” El Señor Jesucristo, les recuerda lo profetizado por Jeremías 7:11 e Isaías 56:7, para que tengan en mente que el templo es el punto de reunión para adorar a Dios.
En suma, tenemos que imitar al molde, el modelo que es el Señor Jesucristo, viviendo mansos y humilde de corazón, para que la iglesia del Señor Jesucristo, independientemente de la denominación, siempre y cuando tenga una doctrina sana, basadas en las sagradas escrituras, sea capaz de cumplir la gran comisión, atrayendo las almas perdidas, los cautivos, los enfermos, los endemoniados, los quebrantados, y todos los necesitados, para que ellos sepan que la iglesia es un organismo vivo, cuyo Rey es el Señor Jesucristo y que su poder es infinito, y que su amor es inmenso, que libera a los cautivos y perdona a los pecadores.